Revista Comunista - El mundo se encuentra en un punto de inflexión en la historia en el período de reconfiguración del orden global bajo el impacto de la pandemia de COVID-19, cambios geopolíticos, geoestratégicos y geoeconómicos a raíz del conflicto Rusia-Ucrania y los rápidos avances de la ciencia y tecnología, que han generado muchos cambios importantes, colocando a Vietnam frente a grandes oportunidades y desafíos, entrelazados, complejos e incluso difíciles de identificar. Esto requiere que Vietnam ajuste fundamentalmente su pensamiento y sus acciones para tener un enfoque adaptativo.

Principales tendencias en el mundo

La paz, la cooperación y el desarrollo siguen siendo tendencias importantes y aspiraciones comunes de toda la humanidad, pero enfrentan muchos obstáculos e inconveniencias. El proceso de globalización afronta muchas dificultades; el ritmo de producción y consumo global (impulsado por empresas transnacionales) podría desacelerarse debido a la interrupción y el ajuste de las cadenas de suministro, la tendencia a una creciente autonomía estratégica de los países y polarización entre Estados Unidos y China, entre Estados Unidos/Occidente y Rusia. El proceso de institucionalizar las relaciones globales negociadas por los países, eliminar barreras y facilitar los objetivos propios de cada grupo de interés, también se ralentizará, o incluso se detendrá por completo en muchas áreas debido a los conflictos de intereses entre las potencias. La regionalización sigue creciendo y los modelos y formas de cooperación minilateral afloran cada vez más.

La tendencia a la democratización de las relaciones internacionales continúa presente con el papel cada vez mayor de los países pequeños y medianos, las organizaciones multilaterales, los medios de comunicación y la opinión pública. A esto se suma la tendencia de promover el Estado de derecho, el derecho internacional, el parlamentarismo y el papel del Parlamento en la política y la diplomacia globales. Sin embargo, con el aumento del gasto en defensa, la carrera armamentista tiende incluso a aumentar. Persistirán el nacionalismo extremo, la política de hegemonía y las acciones unilaterales.

Los actores no estatales desempeñan un papel cada vez más importante en las relaciones internacionales, así como en el proceso de globalización, emergiendo el rol de las corporaciones tecnológicas transnacionales con destacada capacidad en materia de capital, tecnología e infraestructura social. Esas multinacionales no sólo juegan un papel impulsor en el proceso de transformación digital, sino que también plantean desafíos en términos de soberanía de datos y seguridad de la información para muchos países.

La competencia entre las dos principales economías del mundo, Estados Unidos y China, entra en una fase a largo plazo en la que el frente principal es la competencia tecnológica (en la foto: La competencia en la tecnología de semiconductores entre Estados Unidos y China se intensifica cada vez más) _Fuente: Reuters

La economía mundial entra en una nueva etapa de desarrollo, con un fuerte cambio tanto en la naturaleza como en el nivel de las fuerzas productivas bajo el impacto revolucionario de los avances tecnológicos de la Cuarta Revolución Industrial y la pandemia de COVID-19. Los cambios en las fuerzas productivas tendrán un fuerte impacto en las relaciones de producción, variando los vínculos económicos mundiales. Al mismo tiempo, la tecnología digital cambiará fundamentalmente la estructura económica y los métodos de producción creando nuevos medios y métodos en cuanto a los aspectos de los intereses de cada país, incluida la defensa y la seguridad nacionales, su posición e influencia internacional.

En primer lugar, la profunda y poderosa transformación de la producción material. Si en el pasado la estructura de la economía constaba de tres sectores principales: industria, agricultura y servicios, ahora aparecen condiciones para una nueva producción económica, que se prevé continúe existiendo y desarrollándose en el futuro. Entre ellos está surgiendo la economía digital. Este nuevo factor no sólo se aplica en los tres sectores productivos tradicionales, sino que se convierte en una economía con una posición cada vez más importante en el producto interno bruto (PIB) de cada país y del mundo.

En segundo lugar, el cambio en las herramientas de producción. Durante los siglos XVIII y XIX, estalló la primera Revolución Industrial, que llevó a que los sistemas mecánicos sustituyeran gradualmente el trabajo manual humano. En el siglo XX, las máquinas apoyaron y reemplazaron gradualmente al cerebro humano. Al entrar en el siglo XXI, las máquinas han alcanzado un nuevo nivel.  Los robots y la tecnología de inteligencia artificial (IA) han reemplazado hasta cierto punto a la inteligencia humana y se prevé que en el futuro conducirán a cambios profundos en la estructura social y ocupacional de los países y la transformación de todo el sistema de producción, gestión y gobernanza en el mundo.

En tercer lugar, la fuerte transformación de los métodos de intercambio del comercio electrónico de directos a indirectos adquiere una importancia cada vez mayor. A lo largo de la historia del desarrollo de la sociedad humana, las monedas de metal y en papel han ocupado una posición única; sin embargo, actualmente han aparecido monedas virtuales y monedas digitales (monedas no tradicionales), que son cada vez más populares y se prevé que reemplacen a las tradicionales en el futuro. Además, el método de intercambio dentro de cada país y de cada región se ha extendido globalmente, no obstante tiende a estancarse, dividirse y separarse. La economía global enfrenta riesgos con el surgimiento de nuevos factores, mientras aún existen viejas características definitorias; estos dos estados compiten y se entrelazan entre sí.

En cuarto lugar, la tendencia de los países a aumentar su autonomía económica estratégica, promoviendo el cambio y la diversificación de las cadenas de suministro en la dirección de reducir la dependencia de unos pocos mercados, refuerza la tendencia al aislamiento y la fragmentación en la estructura económica mundial. La transformación digital, la transición verde y los nuevos vínculos económicos centran cada vez más la atención, y se prevé que serán las principales tendencias que determinarán la competitividad y el desarrollo sostenible de los países en los próximos 15 años.

La escena sociopolítica internacional, especialmente la competencia estratégica entre las grandes potencias, se desarrolla de manera cada vez más feroz, drástica y radical, con fuertes cambios en la correlación de fuerzas, lo que genera riesgos de un aumento significativo de los conflictos. En los próximos 15 años, Estados Unidos puede seguir dominando en términos de hegemonía nacional, pero su brecha con respecto a China se está reduciendo rápidamente. La brecha en este apartado entre Estados Unidos y China, y el grupo restante de potencias, como Rusia, Japón, la Unión Europea (UE)... será cada vez mayor. La competencia estratégica entre las principales potencias, especialmente entre Estados Unidos y China, Estados Unidos/Occidente y Rusia, se volverá más intensa, especialmente a raíz del conflicto Rusia-Ucrania.

El proceso de polarización y competencia estratégica seguirá sucediendo con fuerza. Si en el pasado la competencia se daba principalmente en términos de ideología, seguridad y ejército, entre otros, ahora se desarrolla con un carácter cada vez más complejo, diversificado, extendido a múltiples campos (economía, tecnología, transporte...) y alcance geográfico con una escala que se está expandiendo más hacia el Ártico, la Antártida, el océano, el espacio... Esta tendencia se mantendrá y regirá las relaciones internacionales durante al menos varias décadas; los países pequeños y medianos se verán sometidos a una mayor presión para "elegir un bando". En ese contexto, se prevé que algunas organizaciones internacionales vean reducida o incluso disuelta su función; algunas se reestructurarán en términos de composición, fuerza y reglas de juego. Aquellas organizaciones internacionales que se adapten a las leyes del cambio se desarrollarán cada vez más.

Las cuestiones de seguridad convencionales y no convencionales siguen evolucionando de manera compleja y afectan muchos aspectos de la seguridad y el desarrollo de los países. Será difícil lograr grandes avances en la resolución de los "focos" de seguridad tradicionales, mientras surgen cada vez más desafíos de seguridad no tradicionales. En los próximos 15 años, los riesgos de conflicto armado, seguridad nuclear y manifestaciones de hegemonismo pueden seguir volviéndose más complejos y sofisticados, desafiando el papel de las Naciones Unidas (ONU) y la independencia, la soberanía y la integridad territorial de los países medianos y pequeños.. Los asuntos globales, como la protección de la paz, la seguridad humana, los desastres naturales, las epidemias, la seguridad social, especialmente la ciberseguridad, el cambio climático, el aumento del nivel del mar, la contaminación ambiental, entre otros, pueden emerger con mayor gravedad, en términos de su naturaleza, escala e impacto, y no se puede descartar la posibilidad de una crisis similar a la pandemia de COVID-19. Hacer frente a desafíos de seguridad no convencionales se ha convertido en una tarea fundamental y permanente para muchas naciones. Los países en desarrollo y los grupos vulnerables que carecen de capacidad, recursos y resiliencia suficientes serán los más afectados por estos retos. Por otro lado, al tener un carácter menos sensible que las cuestiones de seguridad tradicionales, se trata de un área en la que es fácil movilizar esfuerzos comunes y resulta una oportunidad para que los países promuevan la cooperación, incluso entre aquellos que todavía mantienen disputas en cuestiones de seguridad tradicionales.

La región del Indo-Pacífico continúa convirtiéndose en el nodo de convergencia de intereses estratégicos, centro de nuevos vínculos económicos y foco de la competencia entre grandes potencias. En particular, la estructura del Indo-Pacífico se configurará más claramente, reflejando las nuevas realidades geoestratégicas y geoeconómicas de la región. La situación de “dos superpotencias y múltiples potencias” en la región con los papeles principales de China y Estados Unidos será cada vez más clara. Los dos países promoverán la implementación de importantes estrategias e iniciativas, como la Estrategia Indo-Pacífico (IPS), la "Asociación Global sobre la Infraestructura e Inversión" (PGII) de Estados Unidos; la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI); la Iniciativa de Seguridad Global (GSI) de China. También reforzarán la agrupación de fuerzas a través de mecanismos como el Grupo QUAD (El Diálogo de Seguridad Cuadrilateral), la Alianza Trilateral de Cooperación de Seguridad Australia-Reino Unido-Estados Unidos (AUKUS), la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO), el Grupo de Amigos de la Iniciativa para el Desarrollo Global (GDI), entre otros, al tiempo que continúan involucrando a los países, especialmente a los de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), para limitar y competir por la influencia en la región.

La ASEAN seguirá promoviendo la construcción de la Comunidad regional, trabajando para pasar a ser la cuarta economía del mundo desde la sexta posición que ocupa actualmente, pero enfrentará muchos desafíos derivados de la competencia estratégica entre las potencias, la formación de nuevos conjuntos de fuerzas y sus cuestiones internas. En ese contexto, la ASEAN debe ajustarse o ser flexible en la aplicación de los principios actuales para mantener su valor estratégico y su papel central. La subregión del Mekong está atrayendo cada vez más la atención de los países y puede convertirse en un nuevo foco de competencia entre grandes potencias.

Oportunidades y desafíos para Vietnam

Se prevé que en los próximos 15 años las principales tendencias mencionadas tendrán impactos multidimensionales en el entorno estratégico de Vietnam. La incertidumbre y la dificultad para predecir las tendencias del desarrollo global plantean riesgos para el proceso de integración internacional del país. Los desafíos serán más graves, pero también aparecerán nuevas oportunidades.

Sobre las oportunidades

En primer lugar, la ventaja básica es que la paz, la cooperación y el desarrollo continúan siendo una tendencia importante, creando condiciones favorables para que Vietnam tenga apoyo y participe en el proceso de integración internacional de manera equitativa y profunda, así como la oportunidad de promover el valor geoestratégico del país. Sobre esa base, se siguen respetando y promoviendo el multilateralismo y el derecho internacional básico. Las Naciones Unidas siguen siendo la única institución de gobernanza global capaz de reunir el apoyo y los recursos de todos los países. A pesar de sus limitaciones, la ASEAN todavía desempeña un papel importante y es respetada y tomada en cuenta por las potencias. El multilateralismo y el derecho internacional continúan siendo un apoyo para que los países pequeños y medianos, incluido Vietnam, promuevan y eleven la diplomacia multilateral. Además, al estar en el centro de la intersección estratégica, el valor geoestratégico de Vietnam aumenta. Es un socio importante que muchos países deben aprovechar, lo que abre oportunidades para que Vietnam promueva su posición en la región y el mundo, especialmente en el contexto que la situación mundial continúa oscilando hacia la multipolaridad y el centro de gravedad geopolítico-económico del mundo se desplaza hacia la región del Indo-Pacífico. El aumento de la competencia estratégica junto con el interés y la presencia de muchas potencias en la región crea un equilibrio estratégico a favor de Vietnam en la promoción de relaciones con los países más importantes. Se trata de una oportunidad para que Vietnam promueva su valor estratégico, implemente la multilateralización, diversifique las relaciones exteriores, aproveche los recursos derivados de las estrategias e iniciativas de los principales países a favor del desarrollo, así como para manejar los desafíos de seguridad y mejorar la posición del país.

En segundo lugar, Vietnam tiene cada vez más potencial para participar de manera relativamente equitativa (capital, tecnología, recursos humanos, cooperación internacional...) y aprovechar las oportunidades de la cuarta Revolución Industrial. El país tiene delante la oportunidad de basarse en la innovación y la transformación de los modelos de crecimiento, mejorando la competitividad y la productividad laboral para lograr un desarrollo revolucionario. Los beneficios de esta oportunidad dependen de la capacidad de reestructurar, ajustar el modelo de crecimiento, incrementar los recursos internos, aprovechar la cooperación internacional para fortalecer las bases y promover la aplicación de la ciencia y la tecnología al servicio del desarrollo.

En tercer lugar, como uno de los países con diversos tratados de libre comercio (TLC) firmados en el Sudeste Asiático, con la mayoría de los principales centros económicos y políticos del mundo, Vietnam se encuentra en condiciones para aprovechar las oportunidades para ampliar sus mercados. Es necesario atraer la inversión extranjera directa (IED) y recursos de alta calidad combinados con la innovación institucional nacional para renovar el modelo y la calidad del crecimiento, así como mejorar la posición del paías en las cadenas de valor y suministro regionales y globales. Vietnam puede obtener beneficios de socios como Estados Unidos, China, Rusia, Japón y los países europeos, para cooperar en la respuesta a los problemas globales, expandir sus mercados de exportación, el capital, la tecnología y mejorar su posición en la cadena de suministro, a la par de obtener socios con fortalezas específicas en la economía digital, el desarrollo verde y la respuesta al cambio climático.

Sobre los desafíos

En primer lugar, la correlación de fuerzas entre las potencias está cambiando actualmente y no existe ningún mecanismo para controlar el poder; la competencia entre ellas está aumentando, especialmente la competencia estratégica Estados Unidos-China y Estados Unidos-Rusia, lo que incrementa la imprevisibilidad y plantea más desafíos para Vietnam. En cada momento y tema específico, los grandes países pueden ahondar sus comportamientos en contra de los principios básicos del derecho internacional vigente, como el respeto a la soberanía e integridad territorial de las naciones, la igualdad y el beneficio mutuo, el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Una competencia más feroz entre las grandes potencias puede elevar las tensiones y el riesgo de conflicto en los "focos" de todo el mundo. Al mismo tiempo, no se puede descartar el riesgo de que las potencias lleguen a acuerdos entre sí, perjudicando los intereses nacionales de los países pequeños y medianos, incluido Vietnam. Algunos tienden a cumplir selectivamente el derecho internacional, interpretándolo de acuerdo con sus propios intereses nacionales. Ese contexto tiene un fuerte impacto en el entorno de paz y seguridad, así como el desarrollo de Vietnam. Nunca antes el entorno de seguridad de Vietnam se había visto afectado ni enfrentó desafíos a partir de tantas cuestiones complejas, multidimensionales y multidireccionales como ahora, lo que exige que calcule con cuidado y maneje adecuadamente la relación con países como China, Estados Unidos, Rusia, India, Japón y la ASEAN.

En segundo lugar, reunir fuerzas en el contexto de una mayor competencia entre las potencias genera nuevos desafíos cuando Vietnam debe considerar la capacidad y el nivel de participación, además de encontrarse en una posición incómoda en sus relaciones bilaterales con cada una de ellas. El hecho de que los principales países promuevan la competencia para reunir fuerzas y establecer nuevos mecanismos y alianzas en la región puede poner a prueba el papel central de la ASEAN, aumentando las divisiones dentro del bloque. Después de 30 años de desarrollo desde el fin de la Guerra Fría, la ASEAN está entrando en una nueva fase con más desafíos, tanto internos como externos, y mantener la solidaridad y el consenso dentro de la Asociación se torna cada vez más difícil. Además de la presión por la competencia estratégica de las potencias, se prevé que la aparición de nuevos mecanismos de cooperación multilateral regional e internacional (QUAD, AUKUS...) sea un reto que ponga a prueba el papel central de la ASEAN. El multilateralismo y el derecho internacional también se ven desafiados por el unilateralismo y el hegemonismo de las potencias.

En tercer lugar, Vietnam corre el riesgo de quedarse atrás si no asimila rápidamente las nuevas tendencias y avances de la cuarta Revolución Industrial. Este riesgo aumenta en la medida que su economía enfrenta dificultades debido a la pandemia de COVID-19 y la crisis global, además de una serie de limitaciones que aún no han sido superadas. El amplio proceso de integración internacional también plantea muchos desafíos para resolver la relación entre la independencia, la autonomía y la integración internacional. La economía vietnamita es muy abierta, lo que acrecienta el riesgo de vulnerabilidad ante acontecimientos adversos desde el exterior.

En cuarto lugar, los desafíos de seguridad no tradicionales, como las enfermedades emergentes, el cambio climático, la ciberseguridad, la seguridad hídrica, el aumento del nivel del mar, tendrán un impacto cada vez mayor en el entorno estratégico de Vietnam, planteando retos para el país en su manejo y respuesta a los mismos, mientras aún falta conciencia, capacidad institucional, políticas y recursos para enfrentarlos.

Algunas cuestiones planteadas para los intereses nacionales y la seguridad de Vietnam

A partir del análisis y pronóstico de las principales tendencias en el mundo que afectan el entorno estratégico de Vietnam, se puede ver que neutralizar los desafíos y responder proactivamente a las desventajas, a la par de aprovechar las oportunidades cuando se den las condiciones, requiere nuevos niveles de conciencia, pensamiento y acción para Vietnam.

En cuanto a la percepción y el pensamiento: Según los analistas, Vietnam necesita identificar de manera completa y precisa las cuestiones de interés de la nación y el pueblo. Con el desarrollo del país y la evolución del entorno internacional, los intereses nacionales de Vietnam se expanden constantemente tanto en contenido como en alcance. Además, el país necesita tener una "mentalidad de integración" adecuada a la nueva situación. Es necesario cambiar la mentalidad de integración y participación a una de asociación con proactividad y flexibilidad, ampliando el espacio para las actividades de relaciones exteriores con el fin de aprovechar todas las oportunidades para la seguridad y el desarrollo.

Se debe garantizar una relación armoniosa entre la independencia, la autonomía y la integración internacional en todos los campos para mejorar la posición y fortaleza del país en los próximos 15 años. La integración internacional es una forma de combinar las fuerzas internas con las externas, una premisa para colocar a Vietnam en la posición más óptima entre las tendencias y reunir fuerzas, movilizando así recursos externos de manera efectiva, maximizar las fortalezas internas y expandir el espacio para el desarrollo del país. La independencia y la autonomía son dos aspectos unificados (pero no idénticos) de la soberanía nacional; existe una relación dialéctica entre la independencia, la autonomía y la integración internacional, creando una premisa para complementarse y acoplarse entre sí en la realización de los objetivos e intereses básicos del país, en primer lugar, el de la seguridad y el desarrollo, seguido de mejorar la posición de la nación y ampliar su influencia internacional. Al comprender a fondo el punto de vista de combinar estrechamente la fuerza nacional con la de la época, la doctrina principal en la relación entre la independencia, la autonomía y la integración internacional se trata de un enfoque integral sobre las mismas, que debe basarse en las propias fuerzas y en los recursos internos del país, despertando y promoviendo altamente los recursos internos y aprovechando al máximo los externos. La integración internacional tiene como objetivo servir a la independencia y la autonomía; la independencia y la autonomía son la base de una integración internacional profunda, integral y efectiva. Para garantizar una integración internacional efectiva es necesario promover la independencia y la autonomía a la hora de decidir sobre la estrategia general, el nivel, el alcance, la hoja de ruta y los pasos de ese proceso en cada campo y tema específico.

Sobre la implementación en la práctica

En primer lugar, es necesario mantener relaciones equilibradas y armoniosas con los países vecinos y las potencias en un mundo de intereses entrelazados complejos, y responder adecuadamente a la tendencia de trasladar el enfoque geoestratégico y geoeconómico a la región del Indo-Pacífico.

En segundo lugar, se debe mantener y manejar armoniosamente los dos objetivos de la integración internacional integral, amplia y efectiva, a la par de garantizar la independencia y la autodeterminación.

En tercer lugar, resulta importante mejorar el trabajo de asesoramiento y la previsión estratégica, promover las labores de las relaciones exteriores y la cooperación internacional, con la participación cada vez más activa de todo el sistema político.

En cuarto lugar, se debe promover el papel pionero de las relaciones exteriores en la creación de condiciones externas favorables para el desarrollo; así como movilizar recursos desde el exterior al servicio del desarrollo rápido y sostenible del país.

En quinto lugar, es preciso otorgar una alta prioridad, atención y recursos apropiados para llevar a cabo de manera simultánea la tarea de proteger firmemente la soberanía, la integridad territorial y garantizar un entorno pacífico y estable para el desarrollo, con énfasis en el manejo de las cuestiones de soberanía y seguridad en el mar, especialmente el Mar del Este.

En sexto lugar, hay que promover de forma sincrónica las relaciones con otras naciones en profundidad, sustancia y eficacia, entrelazar los intereses del país con los de otros y aumentar la confianza política, dando prioridad a los países vecinos, regiones, potencias, socios importantes y amigos tradicionales. Se debe tomar iniciativas en la cooperación con los países de la región y aquellos con potencial de contribuir a crear una coyuntura de equilibrio, multipolar y multicéntrica en la región en términos de defensa, seguridad, política-diplomacia y economía./.
Este artículo fue publicado en la Revista Comunista No. 1010 (marzo de 2023)