El valor del pensamiento de Ho Chi Minh sobre las religiones y su aplicación para defender la base ideológica del Partido Comunista de Vietnam en los asuntos religiosos
Revista Comunista - El pensamiento de Ho Chi Minh sobre las creencias y religiones constituye la base teórica y metodológica para que el Partido Comunista (PCV) y el Estado de Vietnam lo apliquen en el tratamiento de los asuntos religiosos durante la construcción del socialismo en el país.
El respeto a la libertad de creencia y religión del pueblo
El Presidente Ho Chi Minh siempre consideraba la libertad de creencia y religión como un derecho inherente del ser humano, el cual, sin embargo, debe vincularse estrechamente y acompañar los intereses de la nación y del pueblo vietnamita. Por lo tanto, ese derecho solo cuenta con verdadero valor cuando está asociado a la independencia nacional, es decir, en un país dependiente no existe la libertad de culto. El Presidente Ho Chi Minh señaló que luchar por la independencia de la nación es luchar por la independencia y libertad de las religiones, por lo cual es también responsabilidad de los individuos y organizaciones religiosas. De acuerdo con Ho Chi Minh, la libertad de creencia y religión debe ser respetada y garantizada sobre la base del respeto a las creencias de cada persona, y nadie puede violar, coercer y obstaculizar ese derecho. Pese a las diferencias en la cosmovisión y creencias, las personas no pueden confrontar y sospechar entre sí mismas, sino que deben respetar la fe de cada uno(1). Es esa la razón por la que durante la primera reunión del Gobierno de la República Democrática de Vietnam (actual República Socialista de Vietnam), efectuada el 3 de septiembre de 1945, el Presidente Ho Chi Minh propuso al Ejecutivo a proclamar la “Libertad de creencias y unidad entre las religiones y entre las comunidades religiosas y las no religiosas”.
Heredando el pensamiento del Presidente Ho Chi Minh, la Resolución No. 25-NQ/2003/TW, adoptada el 12 de marzo de 2003 por el Comité Central del PCV sobre los asuntos religiosos (en lo adelante, se refiere como la Resolución 25) afirma: “Las creencias y la religión constituyen una necesidad espiritual de una parte de la población, que ha acompañado y seguirá coexistiendo con el pueblo a lo largo de la construcción del socialismo en nuestro país. Las comunidades religiosas forman parte del gran bloque de unidad nacional. Hay que implementar con coherencia la política de respetar y garantizar la libertad de creencias, de seguir o no profesar ninguna religión y realizar actividades religiosas de conformidad con la ley. Las religiones operan en el marco legal y son iguales ante la ley”. Ese punto de vista se concreta en el tema de adopción religiosa y predicación: “Todos los ciudadanos tienen la libertad de practicar religiones en el hogar y establecimientos de culto legales, de conformidad con las disposiciones de la ley. Las organizaciones religiosas reconocidas por el Estado pueden operar con apego a la ley y son protegidas por la ley, por ejemplo realizar actividades religiosas, abrir escuelas de formación de dignatarios y religiosos, publicar escrituras, arreglar y construir establecimientos de culto de su propia religión de conformidad con las disposiciones de la ley”. La Constitución de 2013 presenta un nuevo avance en la ampliación de la libertad de creencias y religión, ya que su Artículo 24 estipula: Todas las personas tienen el derecho a la libertad de creencias y religión; el Estado lo respeta y protege. Mientras, el Artículo 14 declara: En la República Socialista de Vietnam, los derechos humanos y ciudadanos en materia política, civil, económica, cultural y social son reconocidos, respetados, protegidos y garantizados por la Constitución y la ley.
A partir del pensamiento del Presidente Ho Chi Minh, los puntos de vista del PCV hasta la realidad, todo evidencia que Vietnam presta constante atención a la vida religiosa de los pobladores. El 95 por ciento de los vietnamitas son seguidores religiosos. El país cuenta con 41 organizaciones de 16 religiones reconocidas por el Estado y dotadas de permiso de operación, más de 26 millones de creyentes (equivalente al 27 por ciento de la población), 58 mil dignatarios y 148 mil funcionarios religiosos en las 63 provincias y ciudades(2). Las actividades y ritos religiosos se realizan todo el año, convirtiéndose en una belleza cultural, tales como el Natalicio de Buda de la comunidad budista y la Asociación Budista de Tierra Pura, la Navidad y la Pascua del catolicismo y el protestantismo, la fiesta Chol Chnam Thmay de la etnia Khmer, el Mes de Ramadán del Islam o el Ramuwan de la etnia Cham.
El respeto a la libertad de creencias y religión del Presidente Ho Chi Minh siempre se asocia con la mejora de las condiciones económicas y el disfrute espiritual de los seguidores religiosos. El líder pidió en repetidas ocasiones a los cuadros, militantes y gobiernos mejorar la vida material y espiritual de los adeptos, para que “disfruten de la abundancia económica y la tranquilidad en el alma”(3). Ese espíritu fortalece la conciencia sobre la unidad nacional entre los seguidores religiosos de diferentes etnias al presentar la relación dialéctica entre la “Adoración al Dios y Amor al País” y transmitirla a las personas adecuándola a las tendencias de la época y la fe religiosa de los dignatarios y adeptos. El pensamiento de Ho Chi Minh ha sido concretado en el suministro de instrucciones para que las organizaciones e individuos realicen actividades religiosas de conformidad con las políticas y leyes, así como en el apoyo a los principios, propósitos y orientaciones religiosos que acompañan al pueblo y cuentan con gran valor humano. En concreto, el Budismo traza el lineamiento de “Dharma-Pueblo-Socialismo”; el Catolicismo, de “Vivir el evangelio en el corazón del pueblo para servir a la felicidad de las personas”; el Protestantismo, de “Vivir el evangelio, servir a Dios, servir a la Patria y el Pueblo”; y Cao Dai, de “Gloria del País, Esplendor de la Religión”.
El pensamiento del Presidente Ho Chi Minh era el compromiso político del Jefe del Estado con las personas sobre la libertad de creencias y religión y a la vez es el permanente punto de vista que el PCV ha heredado y defendido en los asuntos religiosos. Ese pensamiento siempre guía a los funcionarios encargados de este trabajo para que entiendan de manera correcta y objetiva el valor de las creencias y para corregir la percepción errónea y de tendencia izquierdista sobre la religión en aquel momento y en la actualidad.
Unir a las comunidades religiosas y unir a las religiones con el pueblo
Inmediatamente después de la proclamación de la independencia, el Presidente Ho Chi Minh declaró el punto de vista sobre la unidad entre las comunidades religiosas y persistió en la materialización del mismo, así como entre ellas y las no religiosas. Para Él, las comunidades de culto forman una parte inseparable y una fuerza esencial de la revolución. Ese pensamiento no sólo estimuló a las comunidades religiosas a participar de manera activa en la revolución, sino que también aplastó las tergiversaciones de las fuerzas hostiles que intentan separar a los comunistas de los creyentes. El PCV afirmó y desarrolló el valor de ese pensamiento en la Resolución No. 25: “El Partido Comunista y el Estado persisten en la implementación de la política de gran unidad nacional. Es decir, la unidad entre las diferentes comunidades religiosas y entre ellas y las no religiosas”. Esa política se lleva a cabo de manera amplia en todas las partes del país. El XIII Congreso Nacional del PCV reafirmó esos puntos de vista: “Cumplir bien los objetivos sobre la unidad entre las comunidades religiosas y del pueblo. Garantizar la libertad de religión y creencias de todas las personas de conformidad con las disposiciones de la ley”(4).
Para cumplir esos objetivos, Ho Chi Minh siempre trataba de hacer a los creyentes entender que la fe religiosa y el ideal comunista tienen mucho en común. “El lineamiento y los propósitos del Gobierno apuntan a los siguientes objetivos: (1) Liberar al pueblo de la pobreza, el sufrimiento y la ignorancia; (2) Brindarle la libertad de vida y creencias; (3) Defender la independencia de la Patria”(5). Ho Chi Minh siempre buscaba y señalaba la similitud entre los valores morales y culturales de la nación y la filosofía religiosa para estimular y unir a las comunidades religiosas para que acompañaran la revolución, la liberación del pueblo y la construcción del país. Aprendiendo y siguiendo su pensamiento, el PCV toma los objetivos de un “pueblo rico, un país fuerte, una sociedad justa, democrática y civilizada” como un punto en común para aunar a las comunidades religiosas a la causa general de la nación. “Todos los ciudadanos, independientemente de su creencia y religión tienen el derecho y la obligación de construir y salvaguardar a la Patria”(6), para que las comunidades religiosas confíen en el liderazgo del PCV, apoyen y contribuyan con dinamismo a los importantes logros de la renovación integral de la nación.
Promover el papel de los académicos, intelectuales y dignatarios religiosos
El Presidente Ho Chi Minh siempre entendía muy bien el papel social y moral de las creencias en una parte de la población, en particular respetaba y elogiaba a los líderes de las religiones: “Jesús enseñó: La caridad es la virtud reina. El Buda enseñó: La virtud es la indulgencia. Confucio enseñó: La virtud es la benevolencia”(7). “¿Tienen Confucio, Jesús, Marx, Sun Yat-sen esas cosas en común? Todos quieren encontrar la felicidad para todas las personas, el bienestar para la sociedad… Quiero ser su pequeño discípulo”(8). Con ese pensamiento, durante una reunión con representantes religiosos en 1946, Ho Chi Minh resaltó el papel de las religiones en la liberación nacional: “En un país dependiente no existe la libertad de religión, por lo cual debemos hacer que nuestro país sea independiente”(9), en otras palabras, siempre y cuando se libere a la nación, habrá libertad de religiones, entonces solo existe un país sin distinción de religión, y cada persona es un ciudadano de Vietnam con la obligación de luchar por la independencia total de la Patria. Las labores de movilización de las masas religiosas deben tener como objetivo estimular su patriotismo y la voluntad de proteger la independencia y la unidad de la Patria. Además, a través de la implementación eficiente de las políticas socioeconómicas, de defensa y seguridad, hay que garantizar los intereses económicos y espirituales del pueblo en general, y de los seguidores religiosos en particular.
El PCV traduce ese pensamiento en puntos de vista incluidos en la Resolución No. 25, que declara que el contenido clave de los asuntos religiosos es la movilización de masas, en la cual, como efecto, se debe considerar como tarea fundamental la estimulación de los dignatarios y seguidores religiosos. En concreto, Ho Chi Minh instó a recabar el apoyo de los funcionarios religiosos, especialmente los de alto rango, mediante la invitación a su participación en la revolución, con una actitud realmente constructiva, sincera y de confianza mutua. También se les puede apoyar para que cumplan sus misiones religiosas y a la vez cumplan sus obligaciones ciudadanas, alimentando así el patriotismo de los creyentes. Hay que considerar la movilización de los dignatarios como una tarea relacionada con la comunidad intelectual, pues cuentan tanto con la “teocracia” como con “la dignidad y metodología” de un conocedor.
Con una actitud constructiva y sincera, Ho Chi Minh logró aunar a un gran número de académicos y intelectuales creyentes, entre ellos clérigos católicos, a la revolución. La presencia de académicos, intelectuales y dignatarios católicos, tales como Nguyen Manh Ha, Ngo Tu Ha, Vu Dinh Tung, Ho Dac Ghi, Nguyen Thanh Vinh y los sacerdotes Pham Ba Truc y Nguyen Ba Luat y sobre todo, los obispos Le Huu Tu y Ho Ngoc Can, entre otros, tuvo un gran efecto al movilizar y alentar a los creyentes a participar en la revolución y la reconstrucción nacional, así como prevenir el abuso por parte de las fuerzas hostiles de los asuntos religiosos para sabotear la causa revolucionaria.
Heredando y aplicando el pensamiento de Ho Chi Minh, el PCV convierte la movilización de los dignatarios, funcionarios, practicantes y seguidores religiosos en un punto de vista y tarea constantes de los asuntos relacionados a lo largo de la revolución y la construcción nacional. Especialmente, estimula la participación de los dignatarios y seguidores en la Asamblea Nacional, los Consejos Populares y las organizaciones sociopolíticas para representar la voz de las comunidades religiosas en la construcción y salvaguarda de la Patria. Desde la fundación de la República Democrática de Vietnam, actualmente República Socialista de Vietnam, la Asamblea Nacional pasó por 15 legislaturas de construcción y desarrollo, todas han contado con la participación de representantes religiosos. En particular, en la XV legislatura, cinco dignatarios religiosos fueron elegidos como diputados. Fueron postulados por las organizaciones religiosas y elegidos por los votantes a la Asamblea Nacional y los Consejos Populares. Se trata de las personas destacadas, con notables contribuciones a las actividades legislativas y la construcción nacional, quienes siempre muestran su responsabilidad como representantes de la voluntad, las aspiraciones y el derecho del pueblo en general -y de las comunidades religiosas en particular- a ser dueño de la nación. En tal sentido, desde 2016 hasta 2022, el Primer Ministro de Vietnam sostuvo tres encuentros para honrar a los dignatarios, funcionarios y practicantes de las principales organizaciones religiosas con destacadas contribuciones a la construcción y salvaguarda de la Patria. Los ministerios, agencias y gobiernos locales también efectúan frecuentes diálogos para escuchar las aspiraciones de esas personas, lo que contribuye a hacer que las religiones acompañen cada vez más estrechamente el desarrollo del país.
Promover el valor moral y cultural de las religiones
En su comportamiento hacia la religión, el Presidente Ho Chi Minh siempre reconocía y promovía sus valores, tomándolos como un punto común para reunir a las religiones y al pueblo. Siempre encontraba los valores humanitarios para estimular a los dignatarios y seguidores religiosos a aplicarlos en el fortalecimiento de la moral social. Apreciaba la compasión y el sacrificio de los fundadores de las religiones y de las virtudes de verdad-bondad-belleza en su respectiva filosofía religiosa con el propósito común de perseguir la felicidad para los seres humanos. Para Ho Chi Minh, servir a Dios y a la Patria es el deber de los católicos. Los Diez Mandamientos de Dios se pueden resumir en dos: “Respetar a Dios-Amar a las personas”. Ho Chi Minh tradujo hábilmente el amor al ser humano en el patriotismo, para que los católicos amen a su país, a su tierra natal. Ho Chi Minh consideraba los símbolos religiosos como una manifestación de la cultura y la fe de los creyentes que se deben conservar. Durante las guerras de resistencia, pidió no demoler los campanarios de las iglesias a propósito de la táctica de autodestrucción (de infraestructuras, viviendas, cultivo y establecimientos de producción para que el enemigo no pueda aprovecharlos), a menos que los feligreses reconocieran claramente que era para proteger su localidad y lo aprobaran. Antes de hacerlo, había que realizar una solemne procesión de la cruz hacia otro lugar(10). Su pensamiento es defendido y desarrollado por el PCV y el Estado en los puntos de vista de la Resolución No. 25, sobre la preservación y desarrollo de los valores de la tradición de rendir homenaje a los ancestros y personas con méritos a la Patria y el pueblo. La Estrategia de Desarrollo socioeconómico del período 2021-2030, presentada en el XIII Congreso Nacional del PCV, continúa heredando y desarrollando los principales puntos de vista del Partido sobre la religión. En particular, desarrolla el nuevo enfoque de movilizar los recursos religiosos para las actividades concretas de la sociedad: “Aprovechar los valores culturales y morales de la religión para preservar y promover las buenas tradiciones sociales, mejorar la vida cultural en los barrios residenciales y prevenir los fenómenos negativos en la sociedad”(11). A partir de ese pensamiento, todos los niveles del sistema político y sectores aplican y promueven los valores culturales y morales de la religión en un estilo de vida filial, honesta y compasiva, que aspira al bien y se aleja del mal, contribuyendo a enriquecer la identidad cultural del pueblo. Al mismo tiempo, se estimula la contribución de las comunidades religiosas a las actividades de seguridad social, caritativas y humanitarias. En la actualidad, el país cuenta con 300 escuelas preescolares, dos mil clases caritativas, 12 establecimientos de formación profesional y 400 centros médicos fundados y operados por individuos y organizaciones religiosos. Al mismo tiempo, casi 800 establecimientos de protección social atienden a 12 mil necesitados(12), acompañando los esfuerzos del Estado por mejorar la vida de las personas en condiciones difíciles.
Combatir la manipulación de los asuntos religiosos para sabotear la causa revolucionaria del pueblo
En el pasado y el presente, las fuerzas extremistas y hostiles siempre han buscado dividir la gran unidad nacional y sabotear la revolución so pretexto de la “libertad de religión”, propagando tergiversaciones sobre los lineamientos y políticas del PCV y el Estado para incitar a los creyentes con intención de deteriorar al país desde adentro y socavar los logros revolucionarios del pueblo. Ante esa situación, Ho Chi Minh elogió la contribución de la religión a la revolución, y a la vez combatió con determinación el uso de la religión y la fe de los seguidores para sabotear la causa revolucionaria del pueblo. Siempre recordaba a los cuadros la buena naturaleza de los creyentes, y que si alguien, por falta de determinación, no acompaña al resto del pueblo, es solo debido a la manipulación de elementos maliciosos, por lo cual hay que tratar con indulgencia a aquellos que se han extraviado. Hay que hacer que las masas entiendan que el PCV y el Estado no son antirreligiosos, sino que se oponen al uso indebido de la religión y a la explotación humana. El pensamiento de Ho Chi Minh se convierte en puntos de vista del PCV y el Estado sobre los asuntos religiosos, expresados en la Resolución No. 25: “Está estrictamente prohibida la discriminación a los ciudadanos por razón de religión y creencias. Está prohibido aprovechar las creencias y la religión para realizar actividades supersticiosas y contra las leyes y políticas del Estado, incitar a la división entre la población y entre las etnias, causar disturbios y violar la seguridad nacional”. Ese punto de vista crea un entorno estable y sano para las actividades meramente religiosas de la población. De hecho, en Vietnam nunca han estallado conflictos o guerras religiosas como en algunos países de la región y el mundo. Gracias a la eficiencia de las labores en este campo, Vietnam se ha convertido en un destino seguro, atractivo y amigable de las grandes convenciones religiosas de nivel regional e internacional durante los últimos años.
En la lucha contra las manifestaciones erróneas de seguidores religiosos, el Presidente Ho Chi Minh siempre pedía a los cuadros persistir en acompañar y entender a las masas para movilizarlas. Exigió explicar para que comprendan el siniestro complot del enemigo que busca aprovecharse de la religión y la fe para traicionar a la nación, sabotear al pueblo y dañar las creencias. La revolución es el único camino que libera al pueblo de la opresión y explotación y castiga a quienes utilizan la religión para deteriorar la unidad nacional. Al defender y desarrollar el pensamiento de Ho Chi Minh, en la actualidad el PCV exige: “Los asuntos religiosos están relacionados con diferentes aspectos de la vida social, los niveles del sistema político, sectores y localidades. Implementarlos con eficiencia es la responsabilidad de todo el sistema político, liderado por el PCV. El aparato y el contingente de cuadros especializados asumen la responsabilidad directa en esos asuntos, por lo cual se necesita fortalecerlos y perfeccionarlos. La gestión estatal sobre las comunidades religiosas y la lucha contra el uso de la religión contra el sistema político resultarán exitosas siempre y cuando se realice con eficiencia la movilización de masas” (Resolución No. 25). Los Documentos del XIII Congreso Nacional del PCV exigen “Manejar con armonía los asuntos étnicos y religiosos y las inquietudes sociales, prevenir el estallido de “puntos candentes”. Detectar de manera oportuna y resolver de manera activa y efectiva los casos complejos de seguridad y orden social que provocan agitaciones sociales, para consolidar la confianza del pueblo”(13) .
El Presidente Ho Chi Minh es símbolo de los valores más puros del pueblo vietnamita. Su pensamiento sobre la religión cuenta con gran valor político y está siendo aplicado de manera absoluta y creativa por el PCV y el Estado de Vietnam durante la construcción del socialismo en el país en la actualidad./.
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(1) Véase: Tran Tam Tỉnh: La cruz y la espada, Editorial Tre Ciudad Ho Chi Minh, 1988, pág. 73
(2) Comité Gubernamental de Asuntos Religiosos: Informe sobre la situación y el trabajo desplegado en 2019 y las orientaciones para 2020 del sector de gestión estatal sobre los asuntos religiosos
3) Véase: Ngo Huu Thao: Los asuntos religiosos desde la perspectiva del marxismo-leninismo hasta la realidad de Vietnam, Editorial Político-Administrativa, Hanoi, 2012, pág. 74
(4) Documentos del XIII Congreso Nacional del PCV, Editorial Política Nacional Su That (La Verdad), 2021, tomo I, pág. 272
(5) Tran Tam Tinh: La cruz y la espada, Ibíd., pág. 74
(6) La Resolución 25-NQ/2003/TW, adoptada el 12 de marzo de 2003 por el Comité Central del PCV, sobre las tareas religiosas
(7) Ho Chi Minh: Obras Completas, Editorial Política Nacional Su That (La Verdad), Hanoi, 2011, tomo 7, pág. 95
(8) Le Huu Nghia-Nguyen Duc Lu: El pensamiento de Ho Chi Minh sobre las religiones y los asuntos religiosos, Editorial Religiosa, Hanoi, 2003, pág. 285
(9) Periódico Cuu quoc (Salvación Nacional), del 14 de enero de 1946
(10) Véase: Le Huu Nghia-Nguye Duc Lu: El pensamiento de Ho Chi Minh sobre las religiones y los asuntos religiosos, Ibíd., pág. 271
(11) Documentos del XIII Congreso Nacional del PCV, Ibíd., tomo I, pág. 272
(12) Comité Gubernamental de Asuntos Religiosos: Las religiones y la política religiosa en Vietnam (libro blanco), Editorial Religiosa, 2023, págs. 93-94
(13) Documentos del XIII Congreso Nacional del PCV, Ibíd., tomo I, pág. 281
Este artículo fue publicado en la Revista Comunista No. 1025 (noviembre de 2023)