DIPLOMACIA VIETNAMITA – 80 AÑOS DE CONSTRUCCIÓN Y CRECIMIENTO JUNTO A LA NACIÓN
21:47, 24-08-2025
Tras el éxito de la Revolución de Agosto, el 28 de agosto de 1945, el Presidente Ho Chi Minh firmó el Decreto sobre el establecimiento del Gobierno Provisional de la República Democrática de Vietnam, que incluía la decisión de fundar el Ministerio de Relaciones Exteriores, marcando oficialmente el nacimiento del sector diplomático moderno de Vietnam. La diplomacia de Vietnam tuvo el inmenso honor de ser guiada, dirigida y orientada personalmente por el Presidente Ho Chi Minh, quien asumió el cargo de primer titular de Relaciones Exteriores del nuevo Vietnam. A lo largo de sus 80 años de construcción y desarrollo, bajo la dirección del Partido Comunista y del Presidente Ho Chi Minh, la diplomacia vietnamita siempre ha puesto en alto el espíritu de servicio a la Patria y al pueblo, realizando contribuciones significativas a la causa revolucionaria de la nación.
La diplomacia de Vietnam en la lucha por la liberación nacional y la reunificación del país
El país, recién independizado, se encontraba en una situación de “miles de kilos colgando de un hilo”, al enfrentar al mismo tiempo enemigos internos y externos. La diplomacia adoptó decisiones acertadas, audaces y hábiles para preservar la independencia nacional y proteger al incipiente gobierno revolucionario. El Acuerdo Preliminar del 6 de marzo de 1946 y el Convenio Provisional del 14 de septiembre de 1946, suscritos con Francia, constituyeron “jugadas diplomáticas ejemplares”, aplicando la estrategia de “paz para avanzar” con el fin de sacar al país de una situación crítica, evitando enfrentarse simultáneamente a múltiples enemigos, y salvaguardando la independencia y al joven gobierno revolucionario. Esto permitió, además, ganar tiempo para consolidar las fuerzas y prepararse frente a los colonialistas franceses posteriormente. Asimismo, el Acuerdo Preliminar y el Convenio Provisional firmados con Francia representan los primeros documentos jurídicos internacionales entre Vietnam y Francia, constituyendo un importante triunfo político que obligó a Francia a reconocer al Gobierno de la República Democrática de Vietnam. Bajo la hábil conducción del Presidente Ho Chi Minh, la joven diplomacia vietnamita logró su primer gran éxito histórico.
El pueblo de la capital Varsovia recibe calurosamente al Presidente Ho Chi Minh durante su visita a Polonia (1957) _ Fuente: hochiminh.vn
Al entrar en la larga guerra de resistencia contra el colonialismo francés, la misión central de la diplomacia en ese momento era sacar al país de la situación de “luchar en solitario”, obtener el reconocimiento y el apoyo internacional, y brindar asistencia efectiva al frente militar. Gracias a sus esfuerzos incansables, la diplomacia contribuyó a formar una alianza de combate con Laos y Camboya; establecer relaciones con Tailandia, Myanmar, Indonesia, la India y, sobre todo, impulsar que China, la Unión Soviética y numerosos países socialistas reconocieran y establecieran relaciones diplomáticas oficiales con Vietnam. Estos importantes pasos abrieron un sólido respaldo en la retaguardia para el frente de combate, vinculando la Revolución vietnamita con la revolución mundial y asegurando un gran apoyo para la resistencia del pueblo. Al mismo tiempo, el sector diplomático se coordinó estrechamente con el militar, aprovechando las grandes victorias en el campo de batalla para impulsar la lucha en la mesa de negociaciones. Tras la victoria de Dien Bien Phu, que “resonó en los cinco continentes y sacudió el mundo”, Francia se vio obligada a firmar los Acuerdos de Ginebra de 1954 sobre el fin de la guerra y el restablecimiento de la paz en Indochina. Este triunfo abolió el dominio colonial francés, reconoció la independencia de los tres países —Vietnam, Laos y Camboya— y puso fin oficialmente al colonialismo en Indochina; el Norte de Vietnam quedó completamente liberado y la Revolución vietnamita entró en una nueva etapa: construir el socialismo en el Norte y luchar por la liberación del Sur para la reunificación nacional. Los Acuerdos de Ginebra constituyen un hito histórico que marca un sobresaliente desarrollo de la diplomacia vietnamita en el escenario internacional. Tal como afirmó el Presidente Ho Chi Minh: “La Conferencia de Ginebra ha concluido. Nuestra diplomacia ha obtenido una gran victoria”(1).
Tras haber atravesado nueve años de una prolongada y feroz resistencia contra los franceses, el pueblo vietnamita entró de nuevo en la lucha contra el imperialismo estadounidense. Una vez más, la historia confió a la diplomacia la misión de, junto con las demás fuerzas de la revolución, combatir y vencer a un adversario muchas veces superior a nosotros. En el Esquema de Informe sobre la situación y las tareas en el frente de la lucha diplomática, en mayo de 1969, el Partido determinó que, junto con los frentes militar y político, “la diplomacia es un frente importante, de significado estratégico”. La diplomacia movilizó un gran apoyo y ayuda tanto material como espiritual de los países socialistas y de los pueblos progresistas del mundo, especialmente de la Unión Soviética, China, Laos, Camboya y Cuba. Al mismo tiempo, contribuyó a crear un movimiento internacional de solidaridad sin precedentes, que apoyó la lucha legítima del pueblo vietnamita y fomentó el movimiento antibélico incluso dentro de Estados Unidos. Junto con los compatriotas en el país, los vietnamitas en el extranjero promovieron el espíritu patriótico y participaron en la resistencia de diversas formas. Muchos regresaron voluntariamente a la Patria, aportando sus conocimientos y recursos para contribuir a la liberación nacional. En la historia del siglo XX, pocas luchas nacionales han logrado reunir un apoyo tan amplio y sólido, tanto dentro como fuera del país, como lo consiguió el pueblo vietnamita.
En el enfrentamiento histórico entre una nación considerada “pequeña y débil” y la mayor superpotencia del mundo, la diplomacia vietnamita se coordinó de manera hábil y estrecha con los frentes militar y político, estableciendo la estrategia de “combatir y negociar simultáneamente”. El arte de “combatir y negociar” alcanzó su máxima expresión, toda vez que la lucha militar y política servía como base para la negociación diplomática, mientras que la diplomacia contribuyó a potenciar los logros militares y políticos. Gracias a nuestros grandes triunfos en los campos de batalla, especialmente la victoria del “Dien Bien Phu aéreo” (diciembre de 1972), Estados Unidos se vio obligado a firmar los Acuerdos de París para poner fin a la guerra y restablecer la paz en Vietnam, sentando una base importante para que nuestro pueblo completara la causa de liberación nacional y la reunificación del país en la primavera de 1975.
En el período de recuperación y desarrollo del país tras la guerra, la diplomacia participó tanto en la construcción y reconstrucción de la nación como en la defensa de las fronteras y la integridad territorial de la Patria. En un contexto de embargo económico y aislamiento político, los esfuerzos diplomáticos fortalecieron las relaciones con los países del sistema socialista, defendieron la frontera norte y mantuvieron firme la frontera suroeste, ayudando al pueblo camboyano a escapar del genocidio. Durante esta etapa, Vietnam amplió relaciones exteriores, convirtiéndonos en miembros de numerosas organizaciones y foros multilaterales, como el Movimiento de Países No Alineados y las Naciones Unidas. Siguiendo el principio de “más amigos, menos enemigos”, la diplomacia encabezó los esfuerzos para superar gradualmente las dificultades, abrir nuevas perspectivas en la política exterior y sentar las primeras bases para la expansión de las relaciones en la etapa de renovación y posterior integración.
La diplomacia al servicio de la renovación y la integración internacional
Al entrar en la etapa de renovación, la tarea más importante de la diplomacia era romper el cerco y el embargo, y restaurar y normalizar las relaciones con otros países. Con un enfoque de renovación del pensamiento, el sector ajustó oportunamente su dirección estratégica, expandiendo las relaciones con todos los países del mundo y aplicando políticas de amistad, cooperación y coexistencia pacífica para el desarrollo, sin distinción de sistema político y social. Con pasos proactivos, Vietnam mejora relaciones con los países del Sudeste Asiático, restaura los nexos de amistad y vecindad con China, normaliza las relaciones con Estados Unidos y otros Estados desarrollados de Occidente, y se incorpora la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). En menos de diez años tras la renovación, el panorama de las relaciones exteriores pasó de la confrontación a la cooperación, y de una situación de cerco y aislamiento a relaciones amistosas y estables con los países vecinos y las grandes potencias.
Sobre la base de los logros alcanzados en la primera etapa de la renovación e integración, la diplomacia entró en una nueva fase de expansión de las relaciones exteriores, con la política de “ser un amigo y socio confiable, y un miembro responsable de la comunidad internacional” y de “multilateralización y diversificación de las relaciones”. Si antes de la renovación Vietnam solo tenía relaciones con más de 100 países, para 2025 ha establecido relaciones diplomáticas oficiales con 194. Estas relaciones se han profundizado y consolidado, especialmente con la conformación de marcos de asociación con 38 países, entre ellos 13 socios estratégicos integrales, 10 socios estratégicos y 15 socios integrales. Tras 40 años de renovación, Vietnam ha configurado un panorama exterior más amplio y favorable que nunca para la causa de construcción y desarrollo nacional.
Durante el proceso de renovación e integración, la diplomacia se coordinó estrechamente con la defensa y la seguridad en la construcción de un cinturón fronterizo de paz y amistad con los países vecinos. Vietnam ha completado la delimitación y la colocación de hitos en la frontera terrestre con Laos y China; se han logrado resultados positivos en la delimitación con Camboya; y firmado acuerdos y tratados de delimitación marítima con China (en el Golfo de Tonkín) y con países como Tailandia e Indonesia. Respecto a los asuntos complejos sobre las fronteras, Vietnam ha mantenido una postura firme frente a las actividades que vulneran su soberanía e integridad territorial, al mismo tiempo que enarbola la bandera de la paz y la cooperación, fomentando activamente el diálogo y la negociación con los países implicados para abordar las diferencias y buscar soluciones fundamentales y duraderas a las disputas por medios pacíficos, sobre la base del derecho internacional. Vietnam ha logrado establecer un cinturón fronterizo de paz y amistad, así como mecanismos de cooperación para resolver los asuntos relacionados con estos temas.
Asimismo, Vietnam ha ido integrándose de manera proactiva con el mundo, pasando de la integración económica a una más integral y profunda en diversos ámbitos. Para la integración internacional y la diplomacia económica se ha aprovechado un entorno internacional favorable, movilizando recursos externos, lo que ha permitido que el país pase de ser una economía aislada, sometida a sanciones y poco desarrollada, a convertirse en una en rápido crecimiento y un eslabón importante dentro de la economía mundial. De tener relaciones económico-comerciales con apenas 30 países y territorios, Vietnam ha pasado a mantener vínculos de ese tipo con más de 230 países y territorios; el valor total de las exportaciones e importaciones alcanza casi 800 mil millones de USD, posicionándonos entre los 20 países con mayor volumen comercial del mundo; ha atraído más de 500 mil millones de USD en inversión extranjera directa (IED), convirtiéndose en uno de los principales países en desarrollo receptores de esa fuente de capital en el mundo. Vietnam se ha transformado en un eslabón clave de la economía global y su protagonismo en la cadena de producción mundial crece cada vez más, con 17 acuerdos de libre comercio (TLC) firmados, muchos de ellos de nueva generación, y más de 500 acuerdos bilaterales y multilaterales.
Los esfuerzos diplomáticos han contribuido a que Vietnam pase de ser un país asediado y aislado a convertirse en un miembro activo y responsable de más de 70 organizaciones internacionales y regionales, incluyendo todos los mecanismos que desempeñan un papel clave en la gobernanza global, como las Naciones Unidas, la ASEAN, la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y la Reunión Asia-Europa (ASEM)… La diplomacia multilateral de Vietnam ha madurado progresivamente, con un cambio cualitativo importante: de participar y unirse en la etapa inicial, a involucrarse de manera proactiva y contribuir activamente en los asuntos globales, hasta asumir actualmente un rol de liderazgo y orientación en numerosos mecanismos. Vietnam ha participado en la creación y ha sido miembro fundador de varios mecanismos de cooperación nuevos, como la ASEM, la Conferencia ampliada de Ministros de Defensa de la ASEAN (ADMM+ ) y el Acuerdo Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (CPTPP); ha asumido con éxito importantes responsabilidades internacionales, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad, integrante del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, y ha participado simultáneamente en 6 de los 7 principales órganos directivos de la UNESCO. Asimismo, ha organizado con éxito numerosos foros globales, como las Cumbres de la ASEAN y APEC, y la Cumbre Estados Unidos-Corea del Norte; ha propuesto iniciativas y documentos nuevos, destacando la Convención de la ONU sobre la lucha contra la ciberdelincuencia (Convención de Hanoi), y ha participado cada vez más en actividades de mantenimiento de la paz de la ONU, así como en labores humanitarias, de rescate y socorro. La voz, las iniciativas y la forma razonable y humana de Vietnam de abordar los problemas han recibido el apoyo de la comunidad internacional.
Los ámbitos de trabajo de la diplomacia también se han ampliado cada vez más, contribuyendo a fortalecer la unidad nacional y el desarrollo socioeconómico, y a elevar la posición del país. El Partido y el Estado siempre han considerado a los vietnamitas en el extranjero como una parte inseparable de la nación. La comunidad de seis millones de vietnamitas en el extranjero ha crecido de manera constante, manteniéndose vinculada con el país y realizando contribuciones importantes al desarrollo nacional. La labor de protección consular ha defendido activamente la seguridad, los derechos y los intereses legítimos de los ciudadanos y empresas vietnamitas, especialmente en áreas afectadas por desastres naturales o conflictos. La diplomacia cultural ha promovido los valores nacionales, y movilizado nuevos recursos para el desarrollo; la UNESCO ha reconocido 73 patrimonios y títulos de Vietnam. La comunicación exterior ha promovido de manera intensa y creativa la imagen de Vietnam, su gente, su cultura y los logros alcanzados en el proceso de renovación, mediante contenidos y métodos innovadores.
A lo largo de 80 años de construcción y desarrollo, bajo el liderazgo sabio del Partido y del Presidente Ho Chi Minh, la diplomacia vietnamita ha luchado valientemente junto a toda la nación para conquistar la independencia y la libertad nacional, así como la felicidad del pueblo. De ser un país pobre, atrasado y devastado por la guerra, Vietnam se ha convertido hoy en una nación dinámica y desarrollada, que se integra exitosamente en la comunidad internacional. De ser un país casi desconocido en el mapa mundial, Vietnam ha afirmado su papel como miembro proactivo, dinámico y responsable de la comunidad internacional. Tal como quedó señalado en el XIII Congreso Nacional del Partido y destacó el difunto secretario general Nguyen Phu Trong: “Nuestro país nunca antes había tenido la fortuna, la posición, el potencial y el prestigio internacional como los que posee hoy”.
En esa trayectoria llena de desafíos pero también de hitos gloriosos, la diplomacia vietnamita se enorgullece de haber estado siempre en la primera línea junto a las demás fuerzas de la revolución, aplicando fielmente el principio de “operar de forma coordinada y lograr méritos colectivos”. La diplomacia integral y moderna, basada en los tres pilares que son las relaciones exteriores del Partido, la diplomacia del Estado y la diplomacia del pueblo, ha generado una fuerza combinada que ha permitido a la diplomacia vietnamita sumar un éxito tras otro. La madurez y los logros de la diplomacia revolucionaria durante estos 80 años son la expresión de la tradición de diplomacia pacífica heredada a lo largo de miles de años de construcción y defensa de la nación por nuestros antepasados, junto con el pensamiento diplomático de Ho Chi Minh; al mismo tiempo, afirman la dimensión histórica y cultural del pueblo vietnamita y reflejan la nueva posición y fuerza del país.
La diplomacia vietnamita no solo ha sido reconocida por el Partido, el Estado y el pueblo, sino que también ha recibido valoraciones muy positivas de amigos y socios internacionales. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha señalado que la diplomacia vietnamita demuestra cómo un país puede superar la guerra, promover la paz y convertirse en un pilar del multilateralismo, siendo un ejemplo destacado en las relaciones internacionales del cual otros países pueden aprender. La escuela de la diplomacia vietnamita, a la vez que se mantiene firme en sus principios, es flexible, amante de la paz y defensora de la justicia, lo que ha contribuido a elevar la posición y la imagen del país en el ámbito internacional.
Lecciones históricas que mantienen su valor
Los 80 años de gloriosa historia de la diplomacia revolucionaria han dejado valiosas lecciones que mantienen plena vigencia.
Ante todo y por encima de todo, destaca la lección sobre el liderazgo absoluto y unificado del Partido, impregnado del pensamiento diplomático de Ho Chi Minh. El Partido Comunista de Vietnam ha sido el organizador y conductor de todos los éxitos de la Revolución vietnamita. Con su firmeza, inteligencia, prestigio y capacidad directiva, el Partido ha sabido captar con agudeza la situación, cambiar oportunamente su forma de pensar y actuar con sabiduría al tomar decisiones para ajustar las líneas, las directrices y la política exterior en cada etapa histórica. El Presidente Ho Chi Minh fue el arquitecto de la diplomacia moderna de Vietnam y el gran maestro de generaciones de funcionarios diplomáticos. El pensamiento diplomático de Ho Chi Minh permanece como una brújula y una antorcha que ilumina el camino para la diplomacia de Vietnam.
Segunda, la lección cómo combinar la fuerza nacional con la de la época, y entre los recursos internos y externos, en la que los internos son fundamentales y duraderos, y los externos son importantes y pueden generar avances decisivos. Vietnam ha potenciado su fuerza interna, al mismo tiempo que se ha conectado con la causa común de la humanidad, aprovechando al máximo la fuerza externa para complementarla y reforzarla. Durante los últimos 80 años, a pesar de que la situación mundial ha cambiado de manera rápida y compleja, los lineamientos y la política exterior de Vietnam siempre se han ajustado adecuadamente para adaptarse a las circunstancias y a las grandes tendencias de la época.
Tercera, la lección sobre la independencia, autodeterminación, autosuficiencia y resiliencia, vinculadas a la cooperación y a la diversificación y multilateralización de las relaciones exteriores. La independencia, la autodeterminación y la autosuficiencia constituyen un pensamiento destacado y coherente en la línea revolucionaria general y en la política exterior en particular. El Presidente Ho Chi Minh afirmó: “Independencia significa que nosotros manejamos todos nuestros asuntos, sin intervención externa” (2). Bajo este principio, Vietnam ejerce su plena autodeterminación al definir sus directrices y políticas, tomando la independencia y la autodeterminación como base para consolidar y reunir apoyos y asistencia internacionales, pero siempre con una referencia selectiva a las experiencias y lecciones del mundo.
Cuarta, la lección de “aplicar lo inmutable para responder a lo mutable”, de que “nuestros principios deben ser firmes, pero nuestra estrategia debe ser flexible”(3). Lo “inmutable” es la independencia y la libertad de la nación, la soberanía y la integridad territorial del país, así como la firmeza en el objetivo de construir el país siguiendo el camino del socialismo. Lo ‘mutable’ es la forma de materializar esos objetivos, con estrategias flexibles y adaptables según los asuntos, el momento y cada socio y adversario.
Quinta, la lección de valorar y manejar adecuadamente las relaciones con las grandes potencias, así como de construir y mantener relaciones de amistad y estabilidad con los países vecinos. El Partido es plenamente consciente de la importancia de las grandes potencias en la configuración del orden y de las tendencias del mundo, y sobre esa base ha desarrollado relaciones equilibradas y armoniosas, combinando la cooperación y lucha con ellas. Al mismo tiempo, siempre ha mantenido relaciones amistosas, estables y duraderas con los países vecinos, promoviendo la tradición de los antepasados de que ‘vale más un vecino cercano que un pariente lejano’, para cultivar los nexos de amistad y estabilidad con los vecinos, especialmente con aquellos que comparten frontera.
Finalmente, está la lección sobre el trabajo con el personal, considerado “la raíz de todos los trabajos”. El Presidente Ho Chi Minh y los diplomáticos precursores son un ejemplo brillante de patriotismo, firmeza política, competencia y estilo diplomático, respetados por el pueblo y admirados por la comunidad internacional. Las generaciones de cuadros diplomáticos firmes en lo político, absolutamente leales al Partido y a los intereses de la nación, dedicados en cuerpo y alma a servir a la Patria y al pueblo, han sido el factor decisivo de todas las victorias de la diplomacia en la arena internacional. La diplomacia vietnamita se enorgullece de contar con muchos grandes diplomáticos, discípulos sobresalientes del Presidente Ho Chi Minh, como Pham Van Dong, Le Duc Tho, Nguyen Duy Trinh, Xuan Thuy, Nguyen Thi Binh, Nguyen Co Thach… Todos ellos son diplomáticos formados en la práctica revolucionaria, demostrando el valor y la inteligencia de Vietnam, al ganarse el respeto de amigos, socios e incluso adversarios.
La diplomacia en la era del ascenso de la nación
El mundo se encuentra ante puntos de inflexión de carácter histórico. Cada giro de la historia puede convertirse en una oportunidad o un desafío para los países, dependiendo de su preparación y disposición. Los logros de 80 años de lucha por la liberación nacional, construcción y defensa de la Patria constituyen una base sólida para que la nación ingrese a una nueva era y materialice los dos objetivos estratégicos para 2030 y 2045 establecidos por el XIII Congreso Nacional del Partido. La historia ha demostrado que los factores geoestratégicos, así como la seguridad y prosperidad del país, están estrechamente ligados al entorno externo. La cuestión de cómo posicionar y potenciar el papel del país de la manera más beneficiosa para la nación y el pueblo en el tablero estratégico regional y mundial ha sido siempre una preocupación constante de los dirigentes del Partido, del Estado y de quienes desempeñan la labor diplomática.
En los momentos más difíciles de la lucha por la liberación nacional, gracias a su firmeza, voluntad e inteligencia, la diplomacia vietnamita superó numerosos desafíos y logró victorias resonantes. Si durante la guerra los triunfos militares sirvieron como impulso clave para los éxitos diplomáticos, y la diplomacia fue un “frente” que marchaba al mismo ritmo que el político y el militar, hoy el bagaje de la diplomacia vietnamita se sustenta en la posición y la fuerza del país tras 40 años de renovación, así como en la unidad y el acompañamiento de toda la nación. En el contexto actual de integración internacional, la política exterior debe desempeñar un papel de vanguardia, cumpliendo eficazmente la tarea ‘esencial y permanente’ junto con la defensa y la seguridad, a fin de salvaguardar la Patria de manera temprana y desde la distancia, así como construir y desarrollar el país de forma rápida y sostenible. Con esta pesada pero gloriosa responsabilidad, la diplomacia en la nueva era debe centrarse en las siguientes grandes orientaciones:
Primero, mantener siempre la firmeza en los intereses nacionales y del pueblo, situando al país en la dirección correcta de la tendencia de la época. Según el Presidente Ho Chi Minh, la diplomacia debe servir siempre a los intereses de la nación. Los intereses nacionales y del pueblo son la “guía” de la política exterior y el objetivo inmutable de la diplomacia, para poder responder a una situación mundial que evoluciona de manera rápida, compleja e imprevisible. El interés supremo consiste en proteger firmemente la independencia, la soberanía, la unidad y la integridad territorial; defender al Partido, al Estado, al pueblo y al sistema socialista; mantener un entorno de paz, estabilidad y condiciones favorables para el desarrollo del país; salvaguardar la obra de renovación, industrialización y modernización; y proteger la seguridad política, el orden, la seguridad social y la cultura nacional. Sin embargo, garantizar al máximo los intereses nacionales debe basarse en la igualdad, la cooperación y el beneficio mutuo, esforzándose conjuntamente por la paz, la independencia nacional, la democracia y el progreso social, sobre la base de los principios fundamentales de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional. Los intereses nacionales se armonizan con los intereses comunes de la comunidad internacional, contribuyendo a resolver adecuadamente la relación entre la nación y la época, demostrando la responsabilidad de Vietnam y, al mismo tiempo, asegurando el apoyo de la comunidad internacional.
Segundo, continuar aplicando correctamente la política exterior de independencia, autodeterminación, paz, cooperación y desarrollo; diversificación y multilateralización de las relaciones, así como la participación proactiva y activa en la integración internacional en el período de renovación. La “independencia y autodeterminación” y la “multilateralización y diversificación” mantienen una relación dialéctica y coherente en la política exterior de Vietnam. La independencia y autodeterminación significan apoyarse en las propias fuerzas y tener plena libertad para establecer políticas y directrices propias. Las recientes convulsiones en diversas regiones del mundo han confirmado aún más lo certero de la política de “independencia y autodeterminiación” de Vietnam. Además, los grandes desafíos que está enfrentando el mundo, como los desastres naturales, epidemias, el cambio climático y la ciberseguridad, también ponen de relieve la importancia de la ‘diversificación y multilateralización’ de las relaciones exteriores, ya que ningún país, por poderoso que sea, puede hacer frente por sí solo a los retos multidimensionales actuales. La fuerza interna es la fuente principal, la raíz del poder de la nación, pero es necesario aprovechar todos los recursos externos para reforzar la fuerza interna, garantizando de la mejor manera la seguridad y el desarrollo del país.
Tercero, convertir la integración internacional en un motor que genere impulso y aprovechar las nuevas oportunidades de desarrollo para el país. La diplomacia al servicio del desarrollo debe ser el eje central, liderando la conexión entre las fuerzas internas y externas; identificando y aprovechando las oportunidades que surgen de las nuevas tendencias mundiales en materia de ciencia y tecnología, innovación, desarrollo de energías renovables, infraestructura estratégica, transformación digital y transición ecológica... Al mismo tiempo, la diplomacia debe expandir la cooperación con los principales socios, especialmente con aquellos que cuentan con recursos de alta calidad en materia financiera, tecnológica y de gestión, a fin de crear nuevos motores, avances y logros para el desarrollo nacional. Con la ventaja de un panorama exterior ampliamente abierto, la diplomacia debe aprovechar las buenas relaciones exteriores para promover acuerdos económicos, desbloquear trabas y explotar al máximo los beneficios de los acuerdos comerciales y de inversión en favor de la población, las localidades y las empresas.
Cuarto, aprovechar la fuerza combinada en todos los ámbitos de la diplomacia. La nueva era también requiere un enfoque renovado de las relaciones exteriores: pasar de la recepción a la contribución, del aprendizaje al liderazgo, de la integración económica a una integral y profunda, y de un país rezagado a uno pionero, dispuesto a asumir nuevas responsabilidades. La nueva posición y fuerza permite a Vietnam participar más ampliamente y contribuir de manera más activa a la resolución de asuntos comunes, al tiempo que brinda al país la capacidad de desempeñar un papel central para liderar en temas y mecanismos estratégicos importantes, en consonancia con los intereses nacionales. Esta nueva posición y fuerza también exige potenciar el “poder blando” de la nación, acorde con su dimensión histórica y cultural, así como con la posición política y económica del país.
Quinto, construir un sector diplomático sólido, digno heredero de las generaciones anteriores y a la altura de la nueva era. La nueva era exige la construcción de una diplomacia integral, moderna y profesional que responda a los nuevos requerimientos, impregnada del pensamiento diplomático de Ho Chi Minh y aplicándolo de forma creativa. En la nueva era, los funcionarios diplomáticos deben ser pioneros, atreverse a pensar, hacer, innovar, afrontar las dificultades y actuar en beneficio de los intereses de la nación y el pueblo.
Al repasar estos 80 años de historia, las hazañas gloriosas de la diplomacia vietnamita, han contribuido a engrandecer el prestigio del país. La firmeza y la inteligencia de la diplomacia vietnamita moderna se han forjado a lo largo de miles de años de historia de la nación y se han fortalecido y madurado en la era Ho Chi Minh. En la nueva etapa, siguiendo la gloriosa tradición de sus predecesores, la actual generación de diplomáticos continuará escribiendo nuevas páginas doradas de la diplomacia moderna de Vietnam, contribuyendo de manera digna en el camino de llevar al país a situarse al nivel de las grandes potencias del mundo, tal como lo deseó el Presidente Ho Chi Minh./.
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(1) “Llamamiento del Presidente Ho Chi Minh”, periódico Nhan Dan, edición N.º 208, el 25 y el 27 de julio de 1954.
(2) Ho Chi Minh: Obras completas, Editorial Política Nacional Su That (La Verdad), Hanoi, 2011, tomo 5, p. 162.
(3) Ho Chi Minh: Obras completas, Íbid., tomo 8, p. 555.