El espíritu del Presidente Ho Chi Minh de “elevar la moral revolucionaria y eliminar el individualismo” ilumina la construcción y rectificación del Partido Comunista y del sistema político en la actualidad

VO VAN THUONG
Miembro del Buró Político y miembro permanente del Secretariado del Partido Comunista de Vietnam

17:40, 15-06-2022

Revista Comunista - Con motivo del 132 aniversario del natalicio del Presidente Ho Chi Minh, el miembro del Buró Político y permanente del Secretariado del Partido Comunista de Vietnam (PCV), Vo Van Thuong, escribió un artículo titulado “El espíritu del Presidente Ho Chi Minh de “elevar la moral revolucionaria y eliminar el individualismo” ilumina la construcción y rectificación del Partido Comunista y el sistema político en la actualidad”. A continuación, la Revista Comunista presenta este importante artículo.

El Presidente Ho Chi Minh es el fundador y formador del Partido Comunista, el gran maestro de la Revolución Vietnamita, héroe de la liberación nacional y personalidad cultural del mundo. Dejó al Partido Comunista, la nación y el pueblo de Vietnam un legado inmenso y valioso, en el cual destaca su pensamiento moral y su práctica ética que sirven como ejemplo para las generaciones sucesivas. 

El Presidente Ho Chi Minh visita la isla de Tuan Chau, en la provincia de Quang Ninh (Pintura de Dao The Am) _Foto por cortesía del Departamento de Bellas Artes, Fotografía y Exposiciones

A lo largo de su trayectoria revolucionaria, Ho Chi Minh prestó especial atención a la construcción de un partido transparente, sólido y digno de ejercer su papel del liderazgo y la responsabilidad de gobernación del país, y cumplir su misión encomendada por la clase que representa y el pueblo. Ese papel y misión se han identificado, mantenido y desarrollado sobre una base intelectual eminente, una plataforma ideológica firme, una moralidad pura y una organización apropiada. Ho Chi Minh valoró altamente la importancia de la educación y formación de la moral revolucionaria, lo que explica por qué figuró entre los pocos líderes comunistas que escribían y hablaban tanto sobre la construcción de las filas partidistas en el aspecto ético, y daban forma a un sistema de puntos de vista, principios, contenidos y métodos para cumplir esa tarea. Justo desde los preparativos del establecimiento del Partido Comunista, Ho Chi Minh planteó en su obra “Camino Revolucionario” (Đường cách mệnh, publicada en 1927) como el primer asunto las cualidades que uno debe reunir para ser revolucionario. Hasta antes de su partida física, realzó en su Testamento: “Nuestro Partido está en el poder. Cada miembro del Partido, cada cuadro, debe estar profundamente imbuido de la moral revolucionaria y demostrar laboriosidad, economía, integridad, rectitud, consagración total a la causa pública y un desinterés ejemplar. Nuestro Partido debe preservar su pureza absoluta y debe ser digno de su papel como dirigente y muy fiel servidor del pueblo.” La esencia de cada una de las obras de Ho Chi Minh sobre la rectificación de las filas partidistas y la construcción del Estado revolucionario afirma que la moral es “la raíz”, y para cada funcionario y militante es una responsabilidad y tarea noble continuar estudiando, profundizando y promoviendo el legado ideológico del prócer de la independencia nacional. 

Comprender claramente la posición y el papel de la moralidad como “raíz” y “fundamento” para garantizar que el Partido Comunista de Vietnam posea la valentía, sabiduría política, ideología firme, moralidad pura y organización idónea, creando un impulso para las acciones revolucionarias

Para el Presidente Ho Chi Minh, la ética es “la raíz”, sin la cual “el árbol” -es decir la revolución- se marchitará; “la fuente” sin la cual “el río se secará”; y “el fundamento” sin el cual una persona se corromperá, sin capacidad de hacer nada digno(1).

Lo “fundamental” de la moral revolucionaria se refleja en su papel como el impulso y el compás que guía y ayuda a una persona a restringir sus ganas personales y autocontrolarse contra las tentaciones, proteger su honor y dignidad y ratificar la legitimidad del gobernante. Al entender la ética revolucionaria como su fundamento básico, el Partido Comunista de Vietnam ha formado “numerosos cuadros y miembros con un gran valor y una conducta ejemplar. Siempre son los primeros en afrontar las dificultades y los últimos en exigir recompensas, y se les han reconocido grandes logros”(2) para convertirse en “flores brillantes del heroísmo revolucionario. Nuestro pueblo y nuestro Partido están muy orgullosos de estos hijos tan dignos”(3)

El Presidente Ho Chi Minh emprendió una revolución moral en la sociedad para construir “nueva moralidad y gran moralidad, no en busca de la fama individual, sino por el bien común del Partido, el pueblo y la humanidad”(4). Si la moral del feudalismo encarcela a los seres humanos en la jaula de la disciplina rígida; la moral burguesa adora los intereses materiales del individualismo egoísta y extremo; y la moral pequeñoburguesa confina a los seres humanos con intereses de grupos privilegiados y de mente estrecha y patriarcal; entonces la moral revolucionaria busca alcanzar ideales nobles, liberar a los seres humanos de todos los yugos, de la mezquindad y del egoísmo. Ho Chi Minh enfatizó que la educación sobre las obligaciones morales es crucial para despertar la conciencia, el honor y la dignidad de cada persona. Comparó la existencia y evolución de las “cuatro virtudes” del ser humano (laboriosidad, ahorro, integridad y rectitud) como la ley de la naturaleza, con cuatro estaciones (primavera, verano, otoño e invierno) y cuatro direcciones (este, oeste, sur y norte). La ética revolucionaria incentiva el comportamiento desinteresado y libre de actos egoístas, y ayuda a cada persona a superar los intereses personales para actuar impulsada por la conciencia, el espíritu voluntario y la autorresponsabilidad. El modelo de cuadros y militantes construido por Ho Chi Minh establece el deber de ser un miembro responsable de la sociedad, que cumple sus obligaciones como ser humano; por lo que refleja completamente el mundo humano al ser tanto el objetivo como el impulso para el desarrollo. Para Ho Chi Minh, “no es por que llevemos escrita en la frente la palabra 'comunista' que ganamos el amor del pueblo”(5); en cambio, “las masas solo aman a las personas con buena conducta y moralidad”(6).

El Presidente Ho Chi Minh afirmó: “El liderazgo de nuestro partido es lúcido y ha llevado continuamente a nuestra nación de victoria en victoria”(7). El liderazgo político es la selección de las posibilidades para tomar decisiones, por lo cual un liderazgo sabio posibilita decisiones correctas que llevan la revolución a la victoria, y de lo contrario, resulta en decisiones equivocadas que empujan la revolución al estancamiento, incluso al fracaso o al colapso. Esa sabiduría no solo se basa en la capacidad de analizar, evaluar y pronosticar la situación, así como de adoptar estrategias y tácticas adecuadas, sino que también está guiada por la base moral, que por motivo de “consagración total a la causa pública y un desinterés completo” deja de lado los intereses personales y grupales para avanzar hacia ideales nobles por el bien de la nación y el pueblo. Solo una política lúcida puede evitar los errores provocados por la “arrogancia comunista”, el voluntarismo subjetivo o por motivos individualistas que llevan a manipular las políticas en función de intereses personales y grupales.  El Presidente Ho Chi Minh llegó a una conclusión muy sutil y profunda: “Las personas con moral son más receptivas a la verdad” y “en aquellos desinteresados e imparciales, sus deficiencias serán cada vez menores, y sus cualidades, cada vez mayores”(8). La ética y la conciencia en la política ayudan a esclarecer la mente y prevenir errores, de ahí que hacen que los lineamientos del Partido respondan a las aspiraciones del pueblo, atraigan al pueblo y se ganen el corazón y la razón del pueblo. 

Ho Chi Minh catalogó las cualidades del Partido Comunista como “morales” y “civilizadas”, expresadas específicamente en las metas e ideales comunistas; en los principios organizativos y operativos del Partido; en el hecho de que la obligación moral del Partido se institucionaliza en su misión de liderazgo y su responsabilidad de gobernación del país, y de tomar la vanguardia y actuar como ejemplo para el pueblo; en su disciplina estricta e imparcial que requiere el autoperfeccionamiento; en el espíritu de crítica y autocrítica; en su vínculo indestructible con el pueblo y en su voluntad de considerar el servicio a la Patria y al pueblo una noble misión. Solo una moralidad pura puede asegurar el fortalecimiento del comunismo y la lealtad ideológica de los cuadros, y prevenir el dogmatismo y oportunismo. 

Según el Presidente Ho Chi Minh, los estándares morales de los militantes se oponen al individualismo, lo que se refleja en las cualidades de “laboriosidad, ahorro, integridad y rectitud”, la “consagración total a la causa pública y un desinterés ejemplar”; el espíritu colectivo; el sentido de solidaridad, de la organización y la disciplina; la lealtad absoluta al Partido, la Patria y el pueblo; un contacto cercano con la realidad, los lazos estrechos con las masas, el respeto serio y desarrollo de la soberanía colectiva del pueblo y el constante estudio y formación para cumplir bien sus tareas. 

La construcción del Partido en el aspecto ético consta de dos tareas: el fortalecimiento de la moralidad del Partido y la de cada militante, entre las cuales existe una relación orgánica, por lo cual interactúan y se promueven entre sí. Si cada militante está profundamente imbuido de la ética del Partido, cumplirá mejor la autodisciplina, superará los intereses personales para estar dispuesto a comprometerse con los objetivos comunes y antepondrá la causa revolucionaria del Partido, creando así un bloque de unidad y consenso, una fuerza invencible. Esa mismísima fuerza es la de un partido político con ideales científicos, basado en la moralidad, la buena organización y la democracia, que encarna “la moral” y “lo civilizado”. 

El secretario general del Partido Comunista, Nguyen Phu Trong, y dirigentes partidistas y del Estado visitan la exposición “Ejemplos humildes pero nobles”, abierta en la sala de la Conferencia nacional para hacer el balance quinquenal de la implementación de la Directiva 05-CT/TW sobre “Impulsar el aprendizaje y la aplicación del pensamiento, la moral y el estilo de Ho Chi Minh” _Foto: Agencia Vietnamita de Noticias

Practicar la moral revolucionaria, convertir en hechos las palabras y ejercer una política de integridad, es la clave para la construcción de un Partido ético

Como el pensador brillante y revolucionario experimentado que fue, Ho Chi Minh entendió claramente que los vietnamitas, aunque aprecian las teorías, saben absorberlas y extraer lecciones para aplicarlas de acuerdo a sus circunstancias, prefieren verlas reflejadas en la práctica, especialmente en el comportamiento moral de los dirigentes. El principio “los deberes de predicar con el ejemplo” es una manifestación de la congruencia entre el pensamiento y la acción, entre la teoría y la práctica. Al referirse a la formación ética a los cuadros y militantes, Ho Chi Minh afirmó que “más vale un ejemplo vivo que cien buenos discursos”, por lo cual consideró que la educación recíproca entre los militantes con ejemplos concretos es una de las mejores maneras de fortalecer al Partido y a la organización revolucionaria, y contribuir a la formación del nuevo humano y el nuevo estilo de vida. Para Ho Chi Minh, “si queremos guiar a la gente, debemos actuar como ejemplos para que otros nos imiten”(9) y “los miembros del Partido van delante, el pueblo les sigue detrás.”(10). El sabio líder dio gran importancia a la construcción de los ejemplos de buenas personas y actos encomiables en la historia revolucionaria y en la vida cotidiana. El principio mencionado del Presidente Ho Chi Minh es muy significativo en términos de ideología y metodología, definiendo la capacidad persuasiva de las tareas ideológicas. Según Ho Chi Minh, la práctica moral es una parte inseparable de la ideología, ya que a través de ella los valores ideológicos se expresan plena y verdaderamente. 

Implementar una política de integridad constituye un contenido básico de la práctica moral de Ho Chi Minh, que incluye la práctica de la ética de un partido político, un Estado y cada cuadro y militante. Se trata de la única vía para que “el pueblo se una al lado del Gobierno y sacrifique hasta su vida contra los enemigos, por sus propios intereses”, y que “por muy ardua que sea la situación, el pueblo no tenga miedo de nada, sino que haga todo lo posible para luchar y ganar”(11)

Para construir una política de integridad, la raíz siempre radica en la educación, la formación y el cultivo moral para que los revolucionarios reúnan las cualidades requeridas, especialmente “el desinterés por lo material” y “por títulos, posiciones y el dinero, pues son la raíz de la envidia y el odio, y causas de las acciones de delación y traición que perjudican gravemente la causa revolucionaria”(12)

Para Ho Chi Minh, un partido sin moralidad ni integridad perderá la confianza del pueblo y dejará de ser un auténtico partido revolucionario. Por ello, para implementar una política de integridad, además de la formación ética es necesario utilizar la ley para castigar a los deshonestos o que violen la integridad. Afirmó la necesidad de “castigar estrictamente a los deshonestos, cualquiera que sea su cargo u ocupación”(13). Cabe destacar que en la práctica moral de Ho Chi Minh, cuanto mayor sea el poder, más debe el portador fortalecer la ética revolucionaria y cultivar la moral de por vida. Según el Presidente Ho Chi Minh “las buenas acciones, por pequeñas que sean, se hacen. Las malas, por pequeñas que sean, se evitan”(14). El fortalecimiento de la ética revolucionaria no se hace una vez, sino a lo largo de la vida y a diario. En su obra “Elevar la moral revolucionaria, erradicar el individualismo”, Ho Chi Minh enfatizó la importancia de promover el papel de “practicar con seriedad la crítica y autocrítica en el Partido”, “dar la bienvenida y alentar la crítica franca del pueblo hacia los cuadros y los miembros del Partido. La vida de la célula del Partido debe seguir las reglas”. 

Combatir el individualismo, en paralelo con el autoperfeccionamiento, es decir, cada cuadro debe ser estricto consigo mismo, controlarse ante cualquier tentación y practicar el cultivo moral de por vida

Al determinar el individualismo como “enemigo insidioso” y obstáculo para el fortalecimiento de la ética revolucionaria, el Presidente Ho Chi Minh estableció un sistema de puntos de vista para desenmascarar la naturaleza, las características, manifestaciones y el peligro del individualismo, a la vez que identificó medidas para erradicarlo. Según Ho Chi Minh, un individualista solo piensa en primer lugar en sus propios intereses, Su divisa no es «uno para todos», sino «todos para mí». El individualismo es un “enemigo insidioso”, un tipo de “virus muy dañino, que causa enfermedades muy peligrosas”(15), y “el aliado” de los colonialistas, imperialistas y las costumbres obsoletas, que se esconde en cada persona, esperando la oportunidad para detonarse. Por eso hay que estar siempre en alerta y determinado a erradicar el individualismo, cuyas manifestaciones incluyen, entre otras, la evasión ante las tareas difíciles; la corrupción, la depravación, el despilfarro y el lujo; ansias de beneficios, posición y poder; la arrogancia, el desprecio al colectivo y a las masas, el autoritarismo y la autocracia; la alienación de las masas y la realidad, la burocracia; así como la falta de voluntad de mejorarse, el espíritu de unidad, la disciplina, la responsabilidad, y el cumplimiento de los lineamientos y políticas del Partido y el Estado, que perjudican los intereses de la Revolución y del pueblo.

El individualismo se esconde en cada persona como el enemigo de sí misma. Por lo tanto, la clave para luchar contra el individualismo es la fuerza intrínseca, consolidada por la base moral, que ayuda a cada uno a controlarse y contener sus tentaciones para no cruzar los límites de la ley y la moral social; es decir, utilizar la razón para controlar las emociones, la conciencia para distinguir el bien y el mal, juzgarse a sí mismo por el mínimo defecto. En ese sentido, la “construcción” moral consta de la mejora de la conciencia, cultivar las cualidades y promover los motivos morales y la autodisciplina, en aras de multiplicar lo bueno y repeler lo malo. 

Para Ho Chi Minh, “cada ser humano tiene encerrado en su corazón el bien y el mal. Hay que hacer que la parte buena en cada persona florezca como las flores primaverales, y que la mala se desvanezca”(16). Ho Chi Minh señaló la manera de la “construcción” ética a través de la educación de la ideología comunista, las líneas del Partido y las obligaciones morales de los militantes, para que los estándares de la ética revolucionaria se imbuyan profundamente y conviertan en la razón de vida y el compás que guía tanto el trabajo como la vida cotidiana. La fuerza de la moralidad solo puede establecerse cuando cada persona despierta la autoconciencia para superar el egoísmo y avanzar hacia la honradez, combatir el mal y nutrir el bien. El ideal comunista tiene como base la ciencia y como motivo la moral. El autoperfeccionamiento hace que la moral sea “la raíz” verdadera, el fundamento y la base para prevenir los errores, la corrupción y la degradación. 

La formación y el cultivo de la ética revolucionaria según el ejemplo del Presidente Ho Chi Minh no significa una “autocoerción” estoica, sino el fortalecimiento de la capacidad para enfrentar las tentaciones, utilizar la moral para guiar y contener los deseos y anteponer el honor, la responsabilidad y la armonía entre la vida material y espiritual, especialmente el “desinterés por lo material”. Cada militante debe ser estricto consigo mismo, forjar el coraje para enfrentar sus propios defectos y reforzar el autocontrol ante cualquier situación. 

Determinado a combatir el individualismo, Ho Chi Minh distinguió claramente el individualismo y los intereses personales legítimos. Señaló y enfatizó que luchar contra el individualismo no es “pisotear los intereses personales”(17), pues cada persona tiene su propia personalidad, fortalezas y vida, por lo cual los intereses individuales no son malos si no van en contra del bien colectivo. Por el contrario, afirmó que la ética revolucionaria requiere que los intereses personales se sometan a los comunes, ya que la causa revolucionaria del Partido y los intereses de la nación y el pueblo se deben anteponer. Metodológicamente, esto significa que mientras se lucha contra el individualismo es necesario respetar los intereses personales legítimos y hacer que estos evolucionen en la misma dirección que los intereses de la nación y el pueblo, teniendo en cuenta el papel orientativo de la ética revolucionaria. 

El miembro del Buró Político y miembro permanente del Secretariado del Partido Comunista, Vo Van Thuong, visita la exposición de fotos y libros titulada “Elevar la moral revolucionaria y erradicar el individualismo, según el pensamiento, la ética y el estilo de Ho Chi Minh”, organizada por los Comités partidistas del bloque de órganos central y el bloque de empresas centrales, la Revista Comunista y el periódico Nhan Dan (Pueblo) _Fuente: Agencia Vietnamita de Noticias

Elevar la moral revolucionaria y combatir el individualismo en la construcción y rectificación del Partido Comunista y el sistema político en la actualidad

Durante los últimos 92 años, el Partido Comunista de Vietnam ha establecido, consolidado y promovido cada vez más su papel de liderazgo, fuerza y prestigio con su propia valentía, voluntad, sabiduría y teorías pioneras; lineamientos acertados; el sacrificio y servicio ejemplar de los cuadros y militantes; la organización unida, sólida y coherente; y el vínculo inseparable con el pueblo, por lo cual disfruta de la protección, la confianza y el respaldo de todo corazón del pueblo. Bajo el liderazgo del Partido, el pueblo vietnamita obtuvo victoria tras victoria, alcanzando hazañas resonantes en el siglo XX. Durante el período de Doi Moi (Renovación), el Partido Comunista ha liderado a la nación a superar todas las dificultades y desafíos para conquistar logros históricos. 

Frente a los requisitos de la causa revolucionaria en el nuevo período, es necesario promover la tradición y las buenas cualidades del Partido, así como fortalecer la firmeza política e ideológica, la unidad en cuanto a la voluntad y la acción, la pureza en la moral y el estilo de vida, la estructura organizativa y los lazos con el pueblo, de manera que el Partido sea capaz de llevar a la nación a superar todas las dificultades y desarrollarse a nivel cada vez más alto. Hay que fortalecer la lucha contra las manifestaciones del deterioro ideológico en los militantes, tales como extraviar el compromiso y la confianza en el socialismo; hablar y actuar en contra de los lineamientos del Partido; perder la voluntad de lucha, no atreverse a defender lo correcto ni combatir lo injusto, incluso ceder a percepciones y argumentos erróneos; abandonar la responsabilidad de consagrarse a la nación y al pueblo, incumplir los deberes encomendados y violar los principios sobre la construcción del Partido y la organización de sus actividades.  

El secretario general del Partido, Nguyen Phu Trong, una vez recalcó: “Algunas manifestaciones del declive en la moral y el estilo de vida son el egoísmo, el pragmatismo, el oportunismo, la ambición de fama y poder, y la corrupción; el sectarismo, el faccionalismo y la falta de unidad en las filas partidistas; la burocracia y desidia ante los problemas e insatisfacciones de las masas. Del deterioro en la ideología política, la moral y el estilo de vida a la “autotransformación” y “autoevolución” solo va un paso corto, incluso muy corto y peligroso, que puede resultar en que un militante se convierta en cómplice de las fuerzas hostiles y oportunistas, traicionando la ideología y la causa revolucionaria del Partido y el pueblo…”, y una de las causas “deriva del individualismo, la falta de autoformación de cada cuadro y militante, una postura ideológica frágil, la rendición ante el individualismo, el olvido de la responsabilidad y las obligaciones ante el Partido y el pueblo”(18).

Algunas notaciones para “elevar la moral revolucionaria y erradicar el individualismo” según el pensamiento, la ética y el estilo de Ho Chi Minh: 

Primero, se debe reforzar la conciencia sobre la importancia de la construcción del Partido en términos de ética y la urgencia de promover la moral revolucionaria y erradicar el individualismo. Esas tareas son los dos lados de la construcción de la ética revolucionaria, que se complementan y mantienen una relación dialéctica entre sí: Para acabar con el individualismo hay que forjar la ética revolucionaria, la cual en cambio previene, repele y elimina el individualismo. Es fundamental señalar las consecuencias incalculables del individualismo, especialmente para los órganos centrales, que desempeñan el mayor papel en el asesoramiento estratégico sobre los lineamientos del Partido, las políticas y leyes del Estado. 

Si cada cuadro y militante en los órganos centrales reúne las cualidades de laboriosidad, ahorro, integridad, rectitud, la consagración total a la causa pública y un desinterés completo, presentará políticas justas e imparciales; de lo contrario, si está dominado por el individualismo, los intereses grupales y la “manipulación de políticas”, introducirá políticas distorsionadas e incluso desviadas, causando daños impredecibles al país. Por lo tanto, hay que introducir los estándares de la moralidad revolucionaria en los códigos de conducta y ética profesional en sintonía con las características de cada órgano, para que guíen la práctica moral en el trabajo y en la vida cotidiana. 

Segundo, es necesario renovar y mejorar la persuasión del trabajo de formación política e ideológica, especialmente sobre la naturaleza, las metas, ideales, misiones y principios operativos del Partido y las obligaciones de los militantes, para fortalecer el temperamento, la postura y el compromiso de cada cuadro con los objetivos e ideales del Partido, mejorar la resistencia ante cualquier riesgo, particularmente el deterioro de la ideología política, la moral y el estilo de vida. 

En la construcción del Partido en términos de ética, hay que combinar la “construcción” con la “lucha”, siendo la primera tarea fundamental, a largo plazo y de por vida; y la segunda, importante, urgente y materializada como una solución integral, drástica y con impacto en múltiples procesos, aspectos y contenidos, para crear una base moral sólida y duradera, prevenir, castigar seriamente y repeler con éxito la degradación de la ideología política, la ética y el estilo de vida, así como los fenómenos de “autotransformación” y “autoevolución”. 

Tercero, se debe seguir renovando y mejorando las actividades de las células partidistas impulsando la “crítica y autocrítica”. Durante su reciente quinto pleno, el Comité Central del Partido Comunista del XIII mandato aprobó una resolución sobre la construcción de las organizaciones de base y los militantes, la cual pone énfasis en el impulso de la crítica y autocrítica, en paralelo con la renovación de las actividades de las células, calificada como una solución importante. Es crucial comprender profundamente la importancia de realizar la crítica y autocrítica de forma frecuente, para que cada militante pueda controlarse con la responsabilidad moral. 

Si cada cuadro y militante puede reconocer todas sus acciones, buenas o malas, en el trabajo y la vida a través de la autocrítica y crítica organizada y los comentarios sinceros de camaradería, esa conciencia servirá como un “dique” que previene los errores y evita que los pequeños defectos se vuelvan grandes.

Las reuniones periódicas de las células partidistas deben incluir actividades de crítica y autocrítica, sin tener que esperar la petición de los niveles superiores. Es importante convertir esa tarea en una rutina y un hábito, para que cada persona sienta que es la mejor manera de “autoexamen y autocorrección” y mejore su autocontrol, perfeccione constantemente la personalidad y la disciplina, así como forme el hábito de cumplir voluntariamente sus obligaciones como militante. 

Cuarto, es importante poner en alto la disciplina en el Partido, reforzar la inspección, supervisión y renovación del método de liderazgo. El éxito del fortalecimiento de la ética revolucionaria y la erradicación del individualismo depende de la elaboración y aplicación de medidas integrales que se complementen entre sí. Dependiendo de cada circunstancia, se puede reajustar el orden y la prioridad de las medidas. 

Frente a las manifestaciones del deterioro del pensamiento político, la moral y el estilo de vida, hay que reforzar la disciplina para detectar a las personas corrompidas, aplicar sanciones serias por las violaciones como una medida de advertencia, así como para apoyar la educación de la moral revolucionaria y promover la crítica y autocrítica. 

Cada comité y organización partidista, especialmente los cargos de liderazgo, deben prestar atención a la supervisión e inspección, en particular el autoexamen y autosupervisión, en paralelo con el fortalecimiento de la responsabilidad de las entidades supervisoras. Hay que evitar que el jefe, tan concentrado en el trabajo profesional, comisione a unos subordinados para llevar a cabo las tareas partidistas, sin importar que su falta de conciencia sobre los principios y reglamentos al respecto pueda resultar en errores o fallas. 

Quinto, se debe mejorar la eficiencia del movimiento de aprendizaje y seguimiento del ejemplo de Ho Chi Minh, prestando atención a la construcción de los modelos destacados en el fortalecimiento del Partido en términos de ética.

Las agencias de prensa deben intensificar la divulgación de los ejemplos de buenas personas y acciones entre los militantes y las masas, creando una influencia generalizada en la comunidad para reforzar la confianza de la sociedad. 

Es fundamental, además, seleccionar a los ejemplos destacados para honrarlos y recompensarlos de forma oportuna. También hay que elaborar un mecanismo que aliente el cultivo de las cualidades de integridad y honestidad, asociado con las reformas de salario e ingresos y la lucha anticorrupción actual. 

Promover la ética revolucionaria y luchar contra el individualismo es una gran tarea importante y práctica, por eso se debe llevar a cabo de manera regular, a largo plazo y de forma persistente. 

Frente a la degradación en el pensamiento político, la moral y el estilo de vida de una parte de los cuadros y militantes, más que nunca se debe identificar la construcción y rectificación de las filas partidistas y del sistema político, así como la lucha contra el individualismo, como una tarea apremiante, en correspondencia con su importancia y papel. 

Los comités y organizaciones partidistas, así como los miembros del Partido en todo el país, deben ser más conscientes acerca del pensamiento del Presidente Ho Chi Minh sobre la moral revolucionaria y más determinados en la lucha contra el individualismo, para construir un Partido “moral” y “civilizado”, capaz de llevar al país al desarrollo próspero y la felicidad, cumpliendo el sueño y deseo del Presidente Ho Chi Minh./.

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(1) (4) (8) (15) Ho Chi Minh: Obras Completas, Editorial Política Nacional Su That (Verdad), Hanoi, 2011, tomo 5, págs. 293, 292, 291, 295
(2) (3) (7) (10) (16) Ho Chi Minh: Obras Completas, Ibíd., tomo 15, págs. 546, 546, 546, 546, 672
(5) (6) (9) (13) (14) Ho Chi Minh: Obras Completas, Ibíd., tomo 6, págs. 16, 16, 16, 127, 131
(11) Ho Chi Minh: Obras Completas, Ibíd., tomo 4, pág. 259
(12) Ho Chi Minh: Obras Completas, Ibíd., tomo 2, pág. 514
(17) Ho Chi Minh: Obras Completas, Ibíd., tomo 11, pág. 610 
(18) Documentos del cuarto pleno del Comité Central del Partido Comunista del XIII mandato,, Editorial Política Nacional Su That (Verdad), Hanoi, 2021, pág. 136

Este artículo fue publicado en la Revista Comunista el 19 de mayo de 2022