Ninguna fuerza puede dividir el compatriotismo - Todas las conspiraciones destinadas a escindir y destruir el gran bloque de unidad nacional fracasarán

Prof. asoc., Dr. Tran Hau
Miembro del Comité Central del Frente de la Patria de Vietnam
10:22, 04-05-2021

Revista Comunista - La unidad nacional es la regla eterna para construir y defender el país, la fuente de fuerza principal para todas las victorias de la revolución vietnamita, y la política estratégica del Partido Comunista y del Estado de Vietnam. Uno de los focos donde las fuerzas hostiles y reaccionarias han concentrado sus fuerzas para destruir la causa reformista de Vietnam consiste en dividir y destruir el gran bloque de unidad nacional con muchos complots y maniobras sofisticadas. Es necesario exponerlos para que cada cuadro y cada miembro del Partido, así como cada ciudadano, estén en guardia y luchen firmemente contra ellos.

El secretario general del Partido Comunista y presidente de Vietnam, Nguyen Phu Trong, conversa con conciudadanos en el Día de la Gran Unidad Nacional, en la comuna de Dur Kmal, del distrito de Krong Ana, en la provincia de Dak Lak _Fuente: vietnamplus.vn

“Unidad, unidad, gran unidad/Éxito, éxito, gran éxito”. Esta declaración tan simple y concisa del Presidente Ho Chi Minh plantea una regla incuestionable y a la vez afirma la tradición cultural milenaria del pueblo vietnamita. Gracias al gran bloque de unidad nacional, las 54 etnias de Vietnam han superado las penurias y desafíos para convivir en armonía en un país en vía de desarrollo. Juntos, los vietnamitas han enfrentado con éxito los desastres naturales y derrotado enemigos poderosos para proteger a la Patria y preservar las identidades culturales nacionales. Hoy día, siguen trabajando para construir un país más próspero y hermoso.

Cada pueblo en el mundo mantiene su tradición de unidad para la supervivencia y el desarrollo, y en Vietnam, la tradición solidaria cuenta con sus propias características. Es una convivencia armoniosa de los habitantes de un país multiétnico y multirreligioso, quienes siempre están dispuestos a compartir los valores y respetar las diferencias de los demás. La unidad se ha demostrado en las luchas constantes para enfrentar los extremos desastres naturales y los invasores extranjeros que ambicionaron apoderarse del país y esclavizar al pueblo vietnamita. También es un proceso de autoconciencia de los valores culturales pertenecientes a la identidad nacional de Vietnam, una comunidad estrechamente unida desde los primeros años de su fundación.

Mediante el estudio en profundidad de la unidad nacional, se puede apreciar claramente la importancia estratégica y el significado práctico de la tercera lección de las cinco grandes enseñanzas de la revolución vietnamita y a todo lo largo de la historia de este pueblo, resumida en la Plataforma de construcción nacional en el periodo de transición al socialismo (modificado y desarrollado en 2011) del Partido Comunista de Vietnam: Consolidar y fortalecer constantemente la unidad del Partido y de todo el pueblo, así como la solidaridad internacionalista. El documento indicó también que los niveles de unidad sostienen relaciones dialécticas entre sí, formando una combinación de fuerzas para producir un poder invencible que no se puede destruir. Debido a tales fortalezas, la justa causa del pueblo vietnamita siempre ha obtenido la victoria final, a pesar de los desafíos y los tropiezos ocasionales. Las lecciones históricas han refutado tajantemente las acusaciones de las fuerzas reaccionarias que buscan distorsionar y difamar la política de unidad nacional, y de esa manera afirman que la unidad es una tradición muy preciosa y sólida, un valor cultural y espiritual invaluable, un lineamiento estratégico a largo plazo y una ley de existencia y desarrollo de la nación.

El resumen de la Plataforma de construcción nacional en el periodo de transición al socialismo del Partido Comunista de Vietnam derivó de la historia de la revolución vietnamita, y no se basa en ninguna evidencia subjetiva. Para lograr la gran victoria de hoy, la lucha del pueblo vietnamita pasó por numerosas dificultades, desafíos y momentos críticos, y experimentó errores y deficiencias. En algunos momentos, hubo personas que en interés propio crearon conflictos y desacuerdos en la comunidad. Los aspectos adversos de la economía de mercado, tales como la brecha entre ricos y pobres, y el pragmatismo materialista han provocado desafíos complejos que afectaron al gran bloque de unidad nacional. Estos retos requieren tiempo para superarlos.

El pueblo vietnamita comprende profundamente el valor de la unidad, y siempre está decidido a hacer todo lo posible para consolidar la gran unidad nacional, luchando intransigentemente contra todos los complots y acciones de sabotaje destinados a destruir, socavar o debilitar esta noble causa. La historia de la nación indochina ha dado una valiosa lección: “Unidos triunfamos, divididos caemos”. Hoy día, un ambiente estable y seguro es la premisa necesaria para atraer una mayor inversión extranjera al país y para crear una posición que favorezca la integración internacional, considerada el camino inevitable para que Vietnam sobreviva y se desarrolle en la época actual de globalización. 

Las fuerzas hostiles contra la causa revolucionaria del pueblo vietnamita  intentan negar, distorsionar y socavar el gran bloque de unidad nacional, porque el mismo es el punto original, la garantía básica para el éxito de la revolución vietnamita, y el principal motor impulsor del desarrollo del país hoy y en el futuro. Una vez que el país esté fracturado internamente, se encontrará en declive, propenso a ser invadido por los enemigos, y la sociedad estará en desorden y rezagada. Estará regazada en todos los aspectos, especialmente en la economía, lo que significa que perderá los logros revolucionarios del pueblo vietnamita, y llevará al país al borde de la pérdida de su independencia, libertad, soberanía e integridad territorial. Por tal motivo, la lucha por proteger firmemente el gran bloque de unidad nacional es básicamente derrotar las conspiraciones maliciosas de las fuerzas hostiles, que intentan socavar la causa de construcción y defensa de Vietnam. Es también una cuestión de vida o muerte de la nación y del sistema político. Esta tarea necesita la conciencia y responsabilidad de cada patriota, cada verdadero revolucionario vietnamita. 

La tradición de unidad del pueblo vietnamita se elevó a nuevas alturas en la era de Ho Chi Minh, cristalizada en los pensamientos del líder revolucionario sobre el gran bloque de unidad nacional. La práctica revolucionaria vietnamita durante el siglo pasado demostró la fuerte vitalidad y la gran fuerza de esas ideologías. Especialmente, el Partido Comunista de Vietnam ha sido plenamente consciente de tales pensamientos, los cuales guiaron el camino revolucionario en todos los períodos, desde la fundación de la organización política hasta la actualidad. 

Después de 35 años de la implementación de Doi Moi (Renovación), iniciada por el Partido Comunista de Vietnam en 1986, las reformas se han implementado de manera práctica en todo el país y, de ese modo, se evidencia el rigor de la política de unidad nacional del Partido. Este trayecto ha consistido en despertar y promover la fuerza nacional al máximo nivel, anteponiendo los intereses comunes del pueblo y considerándolo el punto de partida para construir los lineamientos del Partido, así como las políticas y leyes del Estado, con el fin de superar la pobreza y el atraso, fortalecer y ampliar las relaciones de cooperación internacional, y aprovechar todos los recursos para construir y proteger el país.

La Resolución No.07-NQ/TW, del 17 de noviembre de 1993, del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam del VII mandato sobre “La gran unidad nacional y el fortalecimiento del Frente Unido Nacional” esbozó las visiones que reflejan mejor el pensamiento del gran bloque de unidad nacional y afirmó la validez de ese camino en el período de Renovación. Se trata de “unir a todos los pobladores vietnamitas, incluidas todas las clases, capas sociales, grupos étnicos, comunidades religiosas, habitantes en el país y residentes en el extranjero”(1), para los objetivos comunes de mantener la independencia, la unidad, la soberanía nacional y la integridad territorial, sacar al país de la pobreza y el atraso, convertir a Vietnam en una nación próspera y fuerte, con una sociedad justa y civilizada. Al mismo tiempo, se necesita “aceptar las diferencias, que no sean contrarias a los intereses comunes de la nación, para eliminar prejuicios, complejidades y odios, con miras al futuro y a construir espíritus de solidaridad, aprendizaje y confianza mutua”(2). Este último constituye un nuevo paso de desarrollo de gran importancia para la causa de construcción de la unidad nacional, según el pensamiento del Presidente Ho Chi Minh, y a la vez contribuye a rechazar las alegaciones de que el Partido y el Estado de Vietnam abrigan prejuicios, con mente cerrada, y discriminan a quienes anteriormente trabajaban en el antiguo régimen. 

Después que el Sur fue liberado y el país reunificado, muchas personas que habían trabajado para el antiguo régimen se rehabilitaron en la sociedad. Ellos siempre han sido tratados de manera justa, muchos fueron elegidos para ocupar responsabilidades en la Asamblea Nacional, los Consejos Populares, los Comités del Frente de la Patria, así como otras instituciones estatales de todos los niveles, de acuerdo con sus habilidades y fortalezas. Nguyen Huu Co, exteniente general del ejército de Saigón y también exvicepremier y ministro de Defensa del gobierno de Saigón, se convirtió en un miembro del Comité Central del Frente de la Patria de Vietnam después de muchos años de intento por reintegrarse con la sociedad. Compartió: “Desde el día en que el país fue verdaderamente independiente y unificado, ha habido cambios en diversos aspectos. Cuando salgo ahora, la gente me llama hermano mayor o tío. Es el resultado de los cambios positivos en las ciudades, en los barrios, en el sistema político y dentro de mí... Elegí quedarme en mi país de origen con mi gente y realmente me siento feliz...”(3).

Cuando Nguyen Cao Ky, exvicepresidente del gobierno de Saigón, regresó a visitar Vietnam en 2004, en la reunión con dirigentes del Comité Central del Frente de la Patria de Vietnam, dijo: “Siento que la situación socioeconómica en el país ha avanzado y se ha mejorado la vida de las personas. La gente recibe feliz y pacíficamente el Año Nuevo Lunar en un ambiente alegre del gran bloque de unidad nacional. Anteriormente, debido a la imposición de invasores extranjeros, el país estaba dividido, y ahora logró reunirse nuevamente. Siento la vitalidad de la nación y ninguna fuerza puede impedir que el país crezca. Nosotros, los que tenemos más de setenta años, también recordamos hacer pequeñas contribuciones a la Patria. El futuro glorioso de Vietnam está en manos de las generaciones jóvenes, bajo el liderazgo centralizado del Estado de Vietnam, y con la política acertada de gran unidad nacional, el país se desarrollará en línea con la tendencia general del mundo”(4).

Esas declaraciones de quienes ocupaban posiciones altas en el antiguo régimen de Saigón antes de 1975 contribuyeron a refutar enérgicamente las acusaciones distorsionadas sobre la política del gran bloque de unidad del Partido y el Estado de Vietnam. Nadie puede obligar a esos exfuncionarios a pensar bien del sistema político actual. Solo ser llamados cariñosamente como hermano mayor o tío al salir a la calle los hizo sentirse felices, ya que siempre son bien recibidos por los compatriotas. Si hubieran vivido en otro lugar, podrían haber sufrido represalias y ser excluidos de la sociedad. La fuerza de la política de gran unidad nacional del Partido y el Estado de Vietnam no solo logró reunir a los pobladores, sino que también conmovió a quienes habían optado por unirse a las filas del enemigo. 

En los últimos años, las acusaciones distorsionadas sobre la política del gran bloque de unidad nacional del Partido y el Estado buscan dividir y destruir la estrecha relación de sangre entre los 54 grupos étnicos vietnamitas, con la intención de separar a los Kinh con las minorías étnicas, causar conflictos entre los grupos étnicos minoritarios, y negar las políticas del Partido y del Estado de Vietnam en este campo. A pesar de que todavía existen numerosas dificultades y desafíos, los grandes cambios en la vida de las minorías étnicas en todas las regiones del país han demostrado la validez de las políticas adoptadas, las cuales muestran “la igualdad, solidaridad y desarrollo mutuo” para los grupo étnicos minoritarios. Este punto de vista es el principio básico de las políticas y las leyes del Estado de Vietnam para unir a las etnias en el país, lo cual se basó en el carácter revolucionario y científico del marxismo-leninismo, del pensamiento del gran bloque de unidad nacional del Presidente Ho Chi Minh, así como de la tradición milenaria del pueblo vietnamita.

El Presidente Ho Chi Minh, en su carta al Congreso de las minorías étnicas del Sur el 19 de abril de 1946, escribió: “El pueblo Kinh o Tho, Muong o Man, Gia Rai o E De, Xe Dang o Ba Na y otras minorías étnicas, todos somos descendientes de ancestros vietnamitas y somos hermanos. Vivimos y morimos juntos, siendo felices o infelices juntos, siendo ricos o pobres juntos... Hoy, Vietnam nos pertenece a todos... El país y el Gobierno nos pertenecen. Por lo tanto, todas las personas deben unirse estrechamente para proteger y desarrollar nuestra Patria”(5). Estas palabras son el alma de las políticas étnicas del Estado de Vietnam. Las políticas para el desarrollo de la economía, la cultura, la educación, la salud... en las zonas de minorías étnicas han demostrado ese espíritu y han traído cambios notables en la vida de las personas.

Ya Duk, del grupo étnico Co Ho, en la provincia de Lam Dong, exlíder del llamado “Frente Unido para la Liberación de las Razas Oprimidas” (FULRO), se dio cuenta de las políticas correctas del Estado, después de muchos años viviendo en bosques para luchar contra el Gobierno revolucionario. Decidió regresar al pueblo y participar activamente en la construcción del país, y luego fue elegido como vicepresidente del Comité del Frente de la Patria de la provincia de Lam Dong y diputado de la Asamblea Nacional. Al estudiar las resoluciones del VII pleno del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam del IX mandato(6), Ya Duk escribió: “Gracias al Partido Comunista y al Estado de la República Socialista de Vietnam por dar a las minorías étnicas el derecho a ser ciudadano de un país independiente y democrático, y por brindarles una vida feliz y progresista. Estos grandes cambios habían sido los sueños de generaciones de minorías étnicas de la Altiplanicie Central de Vietnam”; “Hasta ahora, todavía hay algunas minorías étnicas en la región altiplánica que han sido explotadas, provocadas, divididas, incitadas y sobornadas por las fuerzas reaccionarias para desafiar el orden social. Son actos que buscan generar la inseguridad política, el desorden social y dividir al gran bloque de unidad nacional, así como distorsionar las políticas del Partido y del Estado”(7).

Estas expresiones son las voces de los de adentro, quienes han sido testigos vivos de la política de unidad nacional del Partido y del Estado de Vietnam. Tales ejemplos refutaron firmemente todas las acusaciones falsas contra la mencionada política, la cual ha sido bien recibida y apoyada por las minorías étnicas mediante acciones concretas y prácticas.

Tile __Fuente:

Además, las fuerzas hostiles se han opuesto a la política de libertad de creencias y religiones, con el objetivo de dividir la unidad entre los grupos religiosos y no religiosos en el país, y entre diferentes religiones, para debilitar la unidad nacional. Aprovechando la complejidad del tema de la religión y exagerando los errores y defectos en la percepción y trabajo de algunos funcionarios, las fuerzas reaccionarias calumnian al Partido y al Estado de Vietnam de discriminar a las personas religiosas, estrangulen la libertad de credo y religión, y violar los derechos humanos… La situación real de la libertad religiosa en Vietnam refuta completamente tales argumentos falsos. La política de libertad de credo y religión siempre ha sido priorizada por el Partido y el Estado de Vietnam.

En la primera reunión del Gobierno de la República Democrática de Vietnam, el Presidente Ho Chi Minh hizo una declaración sobre la libertad de credo y unidad religiosa. Esta política se ha implementado efectivamente en el país, reuniendo a personas de diferentes religiones en el gran bloque de unidad nacional, en contribución a la victoria general de la larga, dura y heroica lucha del pueblo vietnamita.

En el proceso de renovación integral, la política religiosa se ha mejorado continuamente y se corresponde cada vez más con la realidad de la nación. La religión es la necesidad espiritual de una parte de la población vietnamita que ha formado y formará parte del proceso de construcción del socialismo en Vietnam; los religiosos son parte del gran bloque de unidad nacional; los principios éticos de las religiones están en consonancia con los requisitos de la construcción social en la nueva época. Las políticas del Partido y del Estado de Vietnam abogan por implementar la unidad religiosa, la solidaridad de las personas religiosas y no religiosas, preservar y promover los valores positivos de las tradiciones de culto ancestrales, honrar a aquellos que hacen grandes contribuciones a la Patria y al pueblo, y prohibir al mismo tiempo la discriminación a ciudadanos por sus creencias y religión.

En la sociedad vietnamita, todos los creyentes tienen derecho a practicar su religión en establecimientos legales de culto. Las organizaciones religiosas reconocidas por el Estado operan de acuerdo con la ley y son amparadas por la ley. Se les permite abrir centros de formación, hacer publicaciones religiosas y construir, reparar y mantener establecimientos de culto de acuerdo con las leyes del país. Se restauraron los antiguos edificios de culto en Vietnam, se construyeron nuevos proyectos religiosos a nivel regional y se realizaron con éxito muchas conferencias y seminarios internacionales sobre religión en el país.

Las religiones están protegidas por la Constitución y las leyes, y deben operar de acuerdo con la Constitución y la legislación de la nación, con el fin de mantener la seguridad política y el orden social, y crear un ambiente estable para las prácticas religiosas legales. Cabe afirmar que no existe ningún país en el mundo que no tenga requisitos para mantener un ambiente estable que asegure la vida pacífica de los pobladores, incluidos los religiosos. Desde la Edad Media, los estados de Oriente Medio y Europa han promulgado normas para los seguidores religiosos. Por tal motivo, castigar estrictamente a quienes transgreden las leyes, incluidos los seguidores religiosos, es algo indeseable, pero también una obligación para mantener la estabilidad en el país. Es irracional considerar las sanciones a los creyentes que violen la ley, quebranten el orden social y perturben la vida pacífica del pueblo como “supresión de la religión” o “violación de los derechos humanos”. Si se permite que individuos hagan uso de la libertad religiosa para llevar a cabo acciones agresivas y disruptivas que dañen a la comunidad y dividan el gran bloque de unidad nacional, ¿qué pasará? En ese momento, no solo se ven amenazados los intereses nacionales, sino que tampoco se garantizan los intereses directamente relacionados con los seguidores religiosos, una parte inseparable de la nación.

En el otoño de 1843, en el ensayo “Sobre la cuestión judía”, Carlos Marx escribió: “Si hasta en un país de emancipación política acabada nos encontramos, no sólo con la existencia de la religión, sino con su existencia lozana y vital, tenemos en ello la prueba de que la existencia de la religión no contradice a la perfección del Estado”(8). V.I Lenin también criticó la discriminación entre las personas religiosas y no religiosas. Según los pensamientos de Ho Chi Minh, para los practicantes de las religiones, la fe religiosa y el patriotismo no entran en conflicto. El líder revolucionario vietnamita también dio un buen ejemplo al reunir a los compatriotas religiosos con su corazón sincero y gran pasión.

El Estado socialista crea las condiciones básicas para el éxito de la política religiosa. Por naturaleza, el socialismo tiene como objetivo construir una sociedad sin ningún tipo de explotación, represión e injusticia; todos disfrutan de una vida libre e igualitaria donde se aman y se ayudan mutuamente. Estos fines coinciden con las ideas de los fundadores de las religiones. No cabe duda que las acusaciones falsas que ponen al socialismo en contra de la religión y calumnian al Estado de Vietnam sobre supuestamente reprimir la religión, son completamente ajenas a las posturas y políticas religiosas del país.

Durante las reuniones y encuentros con los Comités del Frente de la Patria de Vietnam a todos los niveles, muchos dignatarios religiosos mostraron el respeto, la confianza y el consenso con las políticas religiosas del país. En particular, el pastor protestante Vu Hung Cuong refirió que gracias a las políticas religiosas correctas del Estado, de conformidad con las aspiraciones de la gente, todos los ciudadanos vietnamitas son libres de seguir o no seguir las religiones, y son iguales ante la ley. Al mismo tiempo, dijo con certeza que tales políticas tienen las características nacionales e internacionales de una sociedad hermosa y civilizada. Por otra parte, Nguyen Cao Ky, exvicepresidente del gobierno de Saigón, expresó: “Regreso a Vietnam sin ningún problema. Ahora, muchas personas en Vietnam tienen trabajo estable y vida pacífica, los seguidores de las religiones que conocí en los templos o iglesias también puede practicar su religión” (9).

El difunto arzobispo Peter Nguyen Cong Danh, quien fue vicepresidente del Comité de Unidad Católica de Vietnam, siempre dijo que los practicantes de todas las religiones en Vietnam, en general, y del catolicismo, en particular, muestran los sentimientos de respeto y confianza al sistema socialista, y están dispuestos a cooperar con el Estado en los programas sociales que benefician al país y al pueblo, de acuerdo con el lema de la Iglesia católica: “Vivir evangélicamente en el corazón del pueblo”, por la felicidad de todos.

Las fuerzas hostiles no pueden dividir el gran bloque de unidad nacional, el cual incluye también a los seguidores de las religiones. Reunir a los seguidores de diferentes creencias, así como los principios y propósitos de cada religión, como "Dharma: la nación y el socialismo" del budismo, "Vivir evangélicamente en el corazón del pueblo" del catolicismo, "Vivir evangélicamente para servir a Dios, la Patria y la nación” del protestantismo, “País glorioso, religión brillante” del caodaísmo,“Hacer prevalecer la religión, tener un fuerte apego a la nación, cumplir con las políticas y leyes del Estado, contribuir a construir y proteger el país” del hoahaoísmo,... están en línea con la tradición del patriotismo de la comunidad religiosa de Vietnam.

En la lucha contra las alegaciones que pretenden fracturar el gran bloque de unidad nacional, también es necesario criticar los falsos argumentos que distorsionan las políticas del Partido y del Estado de Vietnam hacia los compatriotas en ultramar. El Partido y Estado de Vietnam siempre consideran que los coterráneos residentes en el extranjero son una parte inseparable de la nación, y ha llevado a cabo de manera consistente políticas adecuadas para brindarles informaciones sobre la situación actual del país, proteger sus derechos legítimos y concientizarlos sobre la importancia del patriotismo, la responsabilidad cívica, el sentido de la comunidad, el orgullo nacional y la preservación de la identidad cultural y de las buenas tradiciones vietnamitas. El Estado ha renovado constantemente sus políticas, creando condiciones cada vez más favorables para que los compatriotas en el extranjero visiten su tierra natal y realicen contribuciones prácticas a la construcción nacional. Gracias a la política de unidad nacional, los vietnamitas residentes en ultramar mantienen vínculos más fuertes con la Patria. La mayoría de ellos han vuelto a visitar y realizar inversiones para el desarrollo del país. El número de personas que regresan a su tierra natal aumenta constantemente, incluidos aquellos que ocupaban altos cargos en el gobierno de Saigón antes de 1975. Este hecho refutó los argumentos de que el Estado de Vietnam discrimine a los compatriotas residentes en el extranjero.

Los logros del país tras 35 años de Renovación han sido aportados significativamente por la comunidad de compatriotas en el exterior, a través de sus inversiones anuales de miles de millones de dólares en los campos de producción, servicios, educación, salud, sociedad, cultura, ciencia-tecnología, entre otros. La Patria, con la tradición de anteponer la unidad nacional, siempre abre los brazos para acoger el regreso de sus hijos. Aunque todavía hay una pequeña parte de los vietnamitas en ultramar muestran opiniones opuestas a la reconciliación y la armonía nacionales, se puede confiar en que con las políticas adecuadas para la gran unidad nacional, tales divisiones y brechas se eliminarán en el futuro cercano. /.

-------------

(1), (2) Documentos del Partido Comunista de Vietnam, Editorial Política Nacional, Hanoi, 2007, vol. 53, pág.74 - 75
(3) Revista Frente, No.2 (11-2001), pág.19
(4) El Consejo Teórico Central del Partido Comunista de Vietnam:Nuestras razones, Editorial Política Nacional, Hanoi, 2004, pág. 147
(5) Ho Chi Minh: Obras completas, Editorial Política Nacional, Hanoi, 2011, vol. 4, pág.249
(6) El Partido Comunista de Vietnam: Resolución N ° 23-NQ / TW sobre la promoción de la fuerza de gran unidad nacional por un pueblo rico, país fuerte y sociedad justa, democrática y civilizada; Resolución N ° 24-NQ / TW sobre asuntos étnicos; Resolución No 25-NQ / TW sobre trabajos religiosos.
(7) El Consejo Teórico Central del Partido Comunista de Vietnam: Nuestras razones, pág.149
(8) Carlos Marx y Federico Engels: Obras completas, Editorial Política Nacional, Hanoi, 1995, vol.1, pág.524
(9) El Consejo Teórico Central del Partido Comunista de Vietnam: Nuestras razones, pág.147
Este artículo fue publicado en la Revista Comunista No. 938 (3-2020)