Aplican las lecciones de la Conferencia de París en las labores de relaciones exteriores del Partido Comunista y el Estado de Vietnam en el nuevo período
Revista Comunista - La firma de los acuerdos sobre el fin de la guerra y el establecimiento de la paz en Vietnam (los Acuerdos de París) del 27 de enero de 1973 marcó el cenit de la lucha diplomática más larga y ardua en la historia de la revolución vietnamita(1) y demostró la perseverancia, valentía, inteligencia y arte de la diplomacia vietnamita en la era de Ho Chi Minh. Durante los últimos 50 años, las lecciones de la Conferencia de París mantienen su relevancia en medio de los grandes cambios y el proceso de integración internacional proactiva del país.
Las valiosas lecciones
Primero, anteponer los intereses de la nación y el pueblo; defender y hacer resonar la victoria política y militar en la mesa de negociaciones. El principio de lucha diplomática debe ser la postura fundamental y consistente durante las negociaciones. El apego estricto a ese principio asegura que la lucha diplomática no se desvíe de la trayectoria planeada. Cada paso de las negociaciones y cláusula de los documentos firmados deben seguir ese principio. Este es el criterio que distingue la concesión, el compromiso o la rendición a la hora de negociar y firmar los acuerdos.
Justo desde el principio, el Partido Comunista de Vietnam (PCV) definió como principio inalterable para la lucha diplomática contra Estados Unidos en la Conferencia de París defender con determinación la independencia, soberanía, unidad e integridad territorial -un valor sagrado que no se podía ceder bajo ninguna forma- incluso cuando las negociaciones se estancaban por un largo tiempo y enfrentaban riesgos de colapso, una amenaza que, de convertirse en realidad, obligaría a nuestro país a aceptar confrontar acciones militares al máximo nivel. Aferrándose a ese principio, Vietnam criticó y rechazó de manera resuelta cualquier intento de Washington por condicionar el retiro de las tropas de Estados Unidos y sus aliados del Sur al de las fuerzas del Norte. Nuestra posición era clara: No se puede poner a los invasores a la par de las fuerzas independentistas, por lo cual Estados Unidos debía retirarse de Vietnam. El pueblo vietnamita simplemente expulsó a los invasores estadounidenses de todas las partes del país. Sobre la base de ese principio, las fuerzas armadas del Norte podían luchar contra las tropas estadounidenses en cualquier lugar de su país. Vietnam firmaría los Acuerdos de París siempre y cuando Washington retirara sus tropas del Sur, mientras que las fuerzas liberadoras del Norte se quedarían en el Sur. Esa postura se reflejó en el tratado, al cual todas las partes deben reconocer y respetar, y la opinión internacional apoya. El espíritu “No hay nada más precioso que la independencia y la libertad” se manifiesta de manera consistente en los frentes militar, político y diplomático. Mientras la fuerza política y militar constituye el firme respaldo para la lucha en la mesa de negociaciones, el combate diplomático se sustenta sobre la postura justa y la victoria militar y política, al tiempo que se transformen las victorias en el campo de batalla en ventajas en la mesa de negociaciones. Aplicando ese espíritu en la lucha diplomática en la Conferencia de París, a pesar de las prolongadas negociaciones, Vietnam persistió en el objetivo de obligar a Washington a poner fin a las agresiones contra el Norte y retirar sus tropas del Sur, y que el tema de las fuerzas armadas de Vietnam en el Sur estuviera de la mano de las partes vietnamitas. Ese principio fue también objetivo de la lucha diplomática de Vietnam en la Conferencia de París, con el fin de “expulsar a los invasores estadounidenses” y luego “derrocar al régimen títere de Saigón”, para liberar al Sur y reunificar el país. La victoria de Vietnam en ambos frentes del Sur y el Norte, culminada con la Ofensiva General del Tet (Año Nuevo Lunar del Mono) de 1968, obligó a Washington a cambiar su estrategia, desescalar el conflicto bélico y sentarse en la mesa de negociaciones con seriedad. La victoria en el campo, especialmente la “batalla aérea de Dien Bien Phu” a finales de 1972, fue un golpe decisivo que cambió la situación de la guerra obligando a Estados Unidos a firmar los Acuerdos de París en una posición menos favorable. Sobre la base de la victoria militar, la perseverancia en ese principio y el arte diplomático inteligente y flexible dieron frutos oportunos y correspondientes, creando la ventaja y el triunfo en la lucha diplomática. Persistente en ese principio, Vietnam mantuvo una firme posición ofensiva en la mesa de negociaciones y nunca se tambaleó ante los ataques diplomáticos muy sofisticados, astutos y experimentados de Estados Unidos, ni se vio sorprendido ante la escalada de operaciones militares llevadas a cabo por el enemigo para ganar terreno en los diálogos. La persistencia en el principio significa también mantener firme la independencia y autodeterminación en la lucha diplomática, evitando cualquier impacto adverso, intervención e intención oportunista de las fuerzas externas.
Segundo, mantenerse flexibles en tácticas y artes diplomáticas; elegir el momento adecuado para emprender las negociaciones y saber alcanzar la victoria paso a paso, encaminado a firmar los Acuerdos de París en la posición ganadora. La persistencia en el principio ayuda a mantener firmes las orientaciones y objetivos de lucha para alcanzar el propósito fundamental y último, la flexibilidad en la aplicación de las tácticas es la herramienta para lograrlo. Se trata de una gran victoria del PCV en el arte de dirigir la lucha diplomática en la Conferencia de París.
En la lucha diplomática, sin la flexible aplicación de las tácticas, la persistencia hasta rígida en el principio no es suficiente para resolver con eficiencia la constante evolución del proceso ni aprovechar las condiciones favorables para atacar al enemigo. Justo desde su XIII pleno en enero de 1967, el Comité Central del PCV exigió: “Debemos aplicar las tácticas diplomáticas con flexibilidad y listeza”. Esa flexibilidad en la táctica, medida y forma combativa sirvió para los objetivos concretos de cada período y circunstancia, para alcanzar la victoria paso a paso, en cada contenido y cláusula, hacia el último triunfo. Ganar victorias paso a paso significa apegarse a los objetivos estratégicos y contenidos decisivos con carácter de principio. El arte del liderazgo estratégico del PCV consta en aprovechar cualquier posibilidad de ganar paso a paso para alcanzar la victoria final, y la lucha diplomática de Vietnam en la Conferencia de París es fruto de ese arte.
Al decidir abrir el frente diplomático con la determinación de obligar a Estados Unidos a sentarse en la mesa de negociaciones en medio de las operaciones militares, Vietnam no dejó a Washington otra opción que dialogar, con la condición de que pusiera fin sin concesiones a los bombardeos contra el Norte y todas las otras acciones bélicas contra la República Democrática de Vietnam. Sin embargo, Estados Unidos, obstinado, arrogante y tan confiado en su poder militar, no aceptó a desescalar las tensiones. Hasta que sufrió enormes pérdidas, un Washington aturdido en el campo y presionado por la opinión de múltiples partes, finalmente cedió. El 31 de marzo de 1968, el entonces presidente L. B. Johnson se vio obligado a atenuar los bombardeos contra el Norte, desde el paralelo 20 y enviar representantes a los diálogos con la República Democrática de Vietnam.
En una situación más favorable ya para Vietnam, durante una reunión efectuada el 2 de abril de 1968 el Buró Político del PCV exigió aplicar con inteligencia las tácticas para aprovechar la oportunidad de vencer paso a paso a Estados Unidos. Entonces decidió aceptar las negociaciones con Washington, pero con el fin de “aclarar con la otra parte que solo negociamos con la misma siempre y cuando se ponga fin incondicional a los bombardeos y todas las otras acciones bélicas contra la República Democrática de Vietnam”(2). A finales de ese período, la República Democrática de Vietnam dejó de lado de forma provisional la demanda de celebrar una conferencia a cuatro bandas, pero insistió en que Washington debiera dialogar con el Frente Nacional de Liberación del Sur, y que el gobierno de Saigón hiciera cambios de política. La República Democrática de Vietnam tampoco pidió a Washington declarar de forma oficial el fin incondicional de los bombardeos y las otras acciones bélicas contra ella. Pues, entonces la administración de L. B. Johnson ofreció concesiones en las negociaciones (tales como aceptar la participación del Frente Nacional de Liberación del Sur en los diálogos ampliados de la segunda fase) y mostró la disposición de terminar los bombardeos contra el Norte (para ganar votos del público en las elecciones presidenciales en Estados Unidos).
En la primera fase de la lucha diplomática en la Conferencia de París (13 de mayo de 1968 - 31 de octubre de 1968), Vietnam luchó para exigir a Washington poner fin incondicional a los bombardeos contra el Norte. El 31 de octubre de 1968, el presidente L. B. Johnson emitió una declaración para terminar de forma completa esas operaciones sin mencionar condición alguna, lo que significó el fin incondicional de los bombardeos. Algo que Vietnam necesitaba para tener más tiempo para consolidar la retaguardia del Norte y prepararse para la próxima batalla. Estados Unidos también tuvo que dialogar de manera directa con representantes del Frente Nacional de Liberación del Sur -una importante fuerza que Washington había ignorado y rechazado de forma intencionada.
En la segunda fase, Vietnam luchó en la mesa de negociaciones con Estados Unidos para que retirara de forma rápida sus tropas, destruyendo así su maniobra de “vietnamización de la guerra”. En ese período, ninguna parte estuvo dispuesta a ceder terreno, tanto en las sesiones oficiales como en los diálogos secretos entre Vietnam y Estados Unidos. Hasta inicios de 1972, las victorias militares de Vietnam no eran suficientes para cambiar la situación y abrumar al enemigo en la mesa. Washington quería aprovechar la oportunidad para retirar sus tropas “a gotas”, construir el ejército lacayo y consolidar el gobierno títere. En esa situación, Vietnam no se vio sorprendido ante un Washington calculado y de doble cara, que intentó retrasar las negociaciones mientras aprovechaba su propia fuerza militar y los asuntos de Vietnam para “regatear” con otros países, con el fin de incrementar la presión sobre Vietnam. Con diferentes medidas de exacerbar sus triunfos militares y políticos, Vietnam aplicó tácticas flexibles y eligió momentos adecuados para lanzar ataques destinados a influir en la opinión norteamericana y mundial, además de dividir a la administración estadounidense, el gobierno títere de Saigón y los lazos entre ambas partes, a fin de respaldar la lucha militar y política en el Sur. Las dos delegaciones diplomáticas de Vietnam en París se combinaron con perfección la lucha en las sesiones a puerta abierta (la representación del Gobierno Revolucionario Provisional del Sur de Vietnam tomaba iniciativas para plantear nuevas exigencias, soluciones o iniciativas) y la confrontación en las reuniones secretas (entre la delegación del Gobierno de la República Democrática de Vietnam y Estados Unidos). El enfrentamiento abierto se propuso ganar el respaldo del público, mientras la lucha en los diálogos a puerta cerrada pretendió analizar al enemigo, durante los cuales se aplicaron tácticas flexibles para llegar a compromisos sin dañar el principio. Vietnam propuso soluciones oportunas y apropiadas con las demandas de la opinión pública, en particular de la estadounidense. La selección de los momentos adecuados para lanzar los ataques diplomáticos se suele basar en el resultado de la lucha militar en el país, las campañas electorales y parlamentarias, o el inicio del año académico en las universidades estadounidenses. Esos ataques solían centrarse en temas de interés del público norteamericano, tales como presos estadounidenses en Vietnam o el plazo de retiro de sus tropas en el país asiático. La victoria diplomática en ese paso generó un gran impacto en la opinión pública, que obligó a Washington a retirar con rapidez sus fuerzas mientras el ejército de Saigón todavía no reunía suficiente fuerza. Al mismo tiempo, Vietnam ganó el valioso tiempo para desarrollar su fortaleza e influencia tanto en el Norte como en el Sur.
En la tercera fase, Vietnam luchó para obligar a Estados Unidos a firmar los Acuerdos de París, retirando por completo las tropas norteamericanas y de sus aliados del Sur. Entonces la victoria de la Campaña de Primavera-Verano de 1972 fue suficiente para que Vietnam planteara soluciones radicales a Estados Unidos. Sin embargo, el escenario global en ese momento experimentó importantes cambios. El comportamiento del “triángulo estratégico” Estados Unidos-Unión Soviética-China no favoreció la resistencia del pueblo vietnamita. Durante una reunión del 17 de septiembre de 1972, el Buró Político del PCV decidió destensar la cuerda política para centrarse en la cuestión militar, con la mirada puesta en la firma de un tratado que obligaría a Washington a retirar sus tropas del Sur y poner fin a los bombardeos contra el Norte. Así que no se planteó la demanda de suprimir el gobierno títere de Saigón y la renuncia de Nguyen Van Thieu, sino la exigencia de conformar un gobierno de concordia y reconciliación nacional. El borrador de los Acuerdos de París, aprobado por ambas partes el 20 de octubre de 1972, y los documentos oficiales, rubricados el 27 de enero de 1973, ponen de relieve concesiones en algunos contenidos no fundamentales.
Para Washington, el fin de los bombardeos contra el Norte, el retiro de las tropas estadounidenses y sus aliados del Sur y el reconocimiento al Gobierno Revolucionario provisional del Sur de Vietnam constituyeron un gran retroceso.
Vietnam, que persistió en el propósito último de liberar al Sur y reunificar al país, aceptó en los textos de los Acuerdos la existencia temporal en el Sur de dos gobiernos, ejércitos y zonas de control. Vietnam también retiró la demanda de establecer un gobierno de reconciliación nacional integrado por tres partes y aceptó crear un consejo reconciliador nacional. Tras derrotar por completo los ataques aéreos con bombarderos estratégicos B52 en Hanoi durante 12 días y noches en diciembre de 1972, Vietnam siguió luchando y negociando en torno a los temas acordados para avanzar hacia la firma de los Acuerdos. Eso es porque, como analizó el Buró Político: “Aunque Estados Unidos se retiró, digamos, por las derrotas, sabemos que aún dispone de gran fuerza y macabros planes. No debemos complacernos de que el enemigo esté “agotado”. Conseguimos victorias consecutivas y aumentan nuestra fuerza, pero aún enfrentamos muchas dificultades… Lo más importante de los Acuerdos de París no es reconocer a dos gobiernos, ejércitos y zonas de control para avanzar hacia el establecimiento de un gobierno de tres partes, sino que las tropas estadounidenses se retiraron pero las nuestras se quedan, el corredor Norte-Sur sigue intacto, la retaguardia está unida al frente como una franja continua unificada; y nuestra posición ofensiva se mantiene firme. Intentamos mantener nuestra posición y fuerza en el Sur para seguir atacando al enemigo”(3).
A la hora de aplicar las tácticas de lucha diplomática, es esencial aprovechar hasta las mínimas oportunidades, ceder terreno al enemigo en el momento necesario para alcanzar el objetivo principal de cada fase, en aras de lograr el último objetivo de la revolución. A veces hay que hacer concesiones a corto plazo para construir planes a largo plazo. Con su inteligencia, coraje y capacidad de análisis científico, Vietnam aprovechó los momentos cruciales y adoptó políticas oportunas para conducir las negociaciones en la dirección a su favor.
Tercero, mantener firme el espíritu de independencia y autodeterminación en la diplomacia, perseverar en la solidaridad internacionalista y aprovechar el respaldo y la ayuda de los países amigos y fuerzas pacifistas, democráticas y progresistas en el mundo. Vietnam se integró a las negociaciones en medio de la evolución complicada del escenario global, marcada por la escalada de la Guerra Fría, las tensiones en las relaciones entre la Unión Soviética y China, así como los cálculos estratégicos de las potencias mundiales, todo constituía un panorama desfavorable para Vietnam. Aprendiendo las lecciones de la Conferencia de Ginebra de 1954, Vietnam persistió en el objetivo de independencia y autodeterminación en la estrategia de luchar y negociar al mismo tiempo en la Conferencia de París, rechazó el intento de Washington de resolver el problema a través de un tercer país y ejerció una actitud proactiva, resuelta y sabia para no convertirse en un “peón” de las potencias, ni dejar que otros países aprovecharan los frutos de la lucha del pueblo vietnamita para negociar entre sí por sus intereses egoístas.
Mientras valoraba y consultaba opiniones de los países amigos, Vietnam decidió por su propia cuenta las estrategias, el momento de inicio y cada paso en la mesa de negociaciones.
El período más difícil para Vietnam fue cuando Estados Unidos mantuvo una distensión con la Unión Soviética y China (en 1972), creando una presión para que redujeran su ayuda a Vietnam y al mismo tiempo promoviendo su intervención en las negociaciones a favor de Washington. No obstante, Vietnam le declaró: “Nuestros amigos nos apoyan de todo corazón, pero no pueden hacerlo en nuestro nombre”(4).
A lo largo de las negociaciones, Vietnam puso en alto un espíritu de independencia y autodeterminación gracias a un acertado lineamiento general y una proactiva estrategia militar y diplomática, que no permitieron ninguna injerencia exterior. Además, entendió la estrategia, tácticas y maniobras, puntos fuertes y debilidades de Estados Unidos. Básicamente, Vietnam se percató de la tendencia común del panorama global, aprendió lecciones de la historia y maduró en el frente diplomático. Por lo tanto, logró minimizar los impactos negativos de los aliados estratégicos y aprovechar al máximo el respaldo y la ayuda de los países amigos y fuerzas pacifistas, democráticas y progresistas en el mundo.
En general, el PCV resolvió de manera exitosa la relación entre los intereses de la nación-pueblo, y los internacionales, gracias a lo cual alcanzó importantes resultados durante cinco largos años de lucha militar e intelectual contra un enemigo considerado el más poderoso en el mundo. Vietnam también manejó de manera hábil y armoniosa el vínculo entre el objetivo de defender la independencia y autodeterminación nacional y la tarea de recabar el respaldo y la ayuda de otros pueblos y las fuerzas pacifistas y progresistas en el mundo, para construir un frente global a favor de su lucha y crear una fuerza cada vez mayor para la resistencia contra Estados Unidos. Con la intensificación del frente de diplomacia popular, Vietnam recibió el apoyo de países, organizaciones internacionales y pueblos amantes de la paz en el mundo. Esa enorme fuerza de la solidaridad internacionalista ayudó a Vietnam a defender la independencia y autodeterminación en la contienda diplomática durante la Conferencia de París.
Continuar aplicando con creatividad el arte de negociación flexible y creativo de la Conferencia de París en las actuales labores de relaciones exteriores
En la actualidad, pese a los cambios en el escenario global, las lecciones sobre la política exterior y el arte de negociación mostrados en la Conferencia de París mantienen su relevancia y valor práctico. En medio de las tendencias de cooperación y competencia intercaladas, es necesario continuar aplicando esas lecciones de forma inteligente, flexible y creativa, añadiendo novedades apropiadas con las nuevas situaciones y circunstancias concretas, así como con los intereses y condiciones específicos del país, con el fin de impulsar el desarrollo nacional y la integración internacional.
Primero, mantener firme el espíritu de independencia y autodeterminación en las relaciones exteriores y aplicarlo con flexibilidad en la nueva coyuntura. Una diplomacia independiente y de autodeterminación es un criterio que prueba la independencia verdadera de una nación. Ese espíritu y capacidad para actuar con independencia y autodeterminación fue ratificado por el Presidente Ho Chi Minh: “Independencia significa que manejamos todos nuestros asuntos, sin injerencia exterior alguna”(5). La independencia y autodeterminación constituyen la base sólida y raíz de todos los lineamientos y políticas, y son el medio para movilizar todos los recursos para construir y salvaguardar la Patria. La independencia y autodeterminación en la diplomacia se trata no solo de la planificación proactiva de políticas y medidas, sino, más importante aún, de explorar y explotar las fuerzas intrínsecas con un espíritu de autosuficiencia y autorresiliencia. El secretario general del PCV, Nguyen Phu Trong, afirmó: “A lo largo de la milenaria historia de construcción y salvaguarda nacional, la independencia, autosuficiencia y garantía al máximo de los intereses de la nación y el pueblo siempre son el principio invariable, el hilo rojo transversal de todas nuestras actividades(6).
En la actualidad, la globalización y la amplia y profunda integración internacional han planteado, no solo a Vietnam sino también a otros países, grandes cuestiones sobre la independencia y autodeterminación en las relaciones exteriores. El entorno exterior evoluciona de manera cada vez más rápida, compleja e impredecible en materia de seguridad, política y economía, planteando tanto oportunidades como desafíos. El PCV está consciente de forma más profunda y completa de las características del entorno global, así como de los sistemas de herramientas y poderes que se utilizan y aplican con flexibilidad en el proceso de integración internacional para maniobrar y controlar las relaciones exteriores. Durante su XIII Congreso Nacional, efectuado en enero de 2021, el PCV determinó: “Implementar con congruencia una política exterior de independencia, autodeterminación, paz, amistad, cooperación y desarrollo, diversificación y multilateralización de los nexos externos”(7). Se trata del principio “invariable”, la política exterior constante del PCV y la postura directiva superior para materializar la visión y las orientaciones de desarrollo nacional. Las labores de relaciones exteriores en el nuevo período deben garantizar al máximo los intereses de la nación y el pueblo. Los documentos del XIII Congreso del Partido definen como “objetivo supremo” de las actividades exteriores: “Garantizar al máximo los intereses de la nación y el pueblo sobre la base de los principios básicos de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional, la igualdad, cooperación e interés mutuo”(8). Al mismo tiempo, declaran que los intereses nacionales siempre se cuidan y consideran como objetivo clave de las actividades de relaciones exteriores e integración internacional. Cubren una amplia gama de aspectos, desde la política, sociedad y cultura, hasta la defensa y seguridad, de los cuales el interés superior son la independencia nacional y el socialismo.
Segundo, persistir en el lema de “mantenerse firmes en los objetivos y flexibles en las estrategias y tácticas” en las actividades de relaciones exteriores. Además de aferrarse al principio de independencia y autodeterminación, el XIII Congreso del Partido reiteró la necesidad de manejar bien la relación entre el mismo y la integración internacional, y de impulsar una integración internacional amplia, profunda, flexible y efectiva. El contenido concreto del principio de independencia y autodeterminación se complementa y desarrolla de manera constante, en respuesta a las exigencias de construcción y salvaguarda de la Patria y las nuevas evoluciones del escenario regional y mundial. Hay que mantener firme la política exterior de independencia y autodeterminación con políticas apropiadas e inteligentes, para enfrentar con flexibilidad los momentos más difíciles y complicados.
En el lema de “mantenerse firmes en los objetivos y flexibles en las estrategias y tácticas”, los objetivos aquí son los intereses de la nación y del pueblo-con la independencia, la soberanía y la integridad territorial como núcleo-, mientras la flexibilidad es la respuesta ingeniosa que armoniza la sutileza y la determinación, la estrategia y las tácticas, la acción moderada y la rígida, así como la iniciativa y la creatividad en cada circunstancia. Para ser “flexibles en las estrategias y tácticas”, es fundamental evaluar de forma exacta el panorama internacional y sus efectos -tanto positivos como negativos- en el país, así como mantener la determinación, paciencia, disciplina y sutileza en las actividades de relaciones exteriores y diplomáticas. El Presidente Ho Chi Minh señaló: “Nuestro objetivo inalterable es la paz, la reunificación, la independencia y la democracia. Nuestro principio debe ser firme, pero nuestras tácticas son flexibles”(9). El secretario general del PCV, Nguyen Phu Trong, también pidió a la diplomacia seguir de manera incesante la directriz del Presidente Ho Chi Minh, de “observar con una amplia visión y pensar con profundidad” para siempre dominar la situación, además de entender bien la posición estratégica de Vietnam en las relaciones con las potencias mundiales. Hay que prestar especial atención al manejo de los lazos con otros países, especialmente los vecinos y las potencias mundiales. En el último caso, hay que respetar y salvar la cara de esos países poderosos. También se debe entender la fuerza y postura de uno mismo y de otras naciones, así como la situación actual para actuar con suficiente perseverancia y flexibilidad con el fin de garantizar los intereses supremos de la nación y el pueblo(10).
El secretario general Nguyen Phu Trong afirmó: Hemos construido una escuela de relaciones exteriores y diplomacia muy singular y única de la época de Ho Chi Minh, imbuida de la identidad del “bambú vietnamita” -un árbol de raíces fuertes, tronco robusto y ramas flexibles, que simboliza el espíritu, alma y valor del pueblo vietnamita. Se trata de las características como suave, listo pero muy resistente y resuelto; flexible, creativo pero muy intrépido, firme y desafiante ante todas las dificultades y retos, todo por la independencia de la nación, la libertad y felicidad del pueblo. Se trata además de la unidad y compasión, y al mismo tiempo de la perseverancia y paciencia en la defensa de los intereses de la nación y el pueblo. Se trata también de la capacidad de actuar con firmeza y flexibilidad en momentos adecuados; de valorar la situación, a sí mismo y a los otros; de avanzar y retroceder cuando sea necesario; manejar con flexibilidad para enfrentar situaciones cambiantes; y de manejar las circunstancias con gentileza(11).
Tercero, consolidar e impulsar constantemente la sinergia nacional, y mejorar la postura y el prestigio del país en la arena internacional y en las relaciones con otras naciones. Esto se corresponde con el espíritu del XIII Congreso del Partido: “Vincular estrechamente la integración internacional proactiva, dinámica, amplia, profunda e integral con el fortalecimiento de la sinergia nacional, la movilización de las potencialidades de la sociedad, la renovación y el perfeccionamiento de las instituciones nacionales y la mejora de la autosuficiencia, competitividad y adaptabilidad del país”(12). Hay que crear una fuerza verdadera para la diplomacia, como se dice “cuanto mayor sea la campana, más alto suena”. Los logros alcanzados durante los 35 años de renovación han creado grandes potenciales para el país, así como han mejorado la posición y el prestigio de Vietnam en la arena internacional. La materialización de la aspiración de desarrollar un país poderoso, próspero y feliz creará el impulso y la base para que Vietnam mantenga y promueva su espíritu de independencia y autodeterminación, la proactiva y dinámica integración global y el papel de las labores de relaciones exteriores en la nueva situación./.
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(1) La Conferencia de París se llevó a cabo durante 4 años, 8 meses y 14 días, con 202 sesiones abiertas y 45 encuentros a puerta cerrada de alto nivel entre Vietnam y Estados Unidos.
(2) Periódico Nhan Dan (Pueblo), 4 de abril de 1968
(3) Le Duan: Carta al Sur, Editorial Su That (La Verdad), Hanoi, 1985, pág. 359
(4) Ministerio de Relaciones Exteriores: El frente diplomático con las negociaciones de París, Editorial Política Nacional, 2004, pág. 154
(5) Ho Chi Minh: Obras Completas, Editorial Política Nacional Su That (La Verdad), Hanoi, 2011, tomo 5, pág. 162
(6) Nguyen Phu Trong: “Construir y desarrollar el sector de relaciones exteriores y la diplomacia de Vietnam modernos e imbuidos de la identidad nacional”, Revista Comunista, edición 980, diciembre de 2021, pág. 16
(7), (8) Documentos del XIII Congreso Nacional del PCV, Editorial Política Nacional Su That (La Verdad), Hanoi, 2021, tomo I, págs. 161, 110
(9) Ho Chi Minh: Obras Completas, Ibíd., tomo 8, pág. 555
(10), (11) Nguyen Phu Trong: “Construir y desarrollar el sector de relaciones exteriores y la diplomacia de Vietnam modernos e imbuidos de la identidad nacional”, Ibíd., págs. 17, 18
(12) Documentos del XIII Congreso Nacional del PCV, Ibíd., tomo I, pág. 164
Este artículo fue publicado en la Revista Comunista No.1006 (enero de 2023)